Los Hechizos, Giovan Maria Cecchi

[Gli incantesimi]. Co­media de Giovan Maria Cecchi (1518-1587). Hay dos redacciones de la obra: una en prosa, publicada en 1550, y otra en verso, publicada en 1585.

Un joven, llamado Gismondo, enamorado de una bellísima mucha­cha, que una mujer del pueblo ha consi­derado siempre como hija suya, desea casarse con ella. La trae, pues, a su casa, pero para evitar conflictos con su padre, la hace pasar por la esposa de un hombre que se ha criado en su casa: Stramba. Por su parte, el padre de Gismondo, Baldo, se ha fijado ya en otra muchacha, para casarla con su hijo: Fiammetta, hija de un noble sienés, Niccolozzo, al que no le dis­gustaría esta unión que le haría emparentar con una de las mejores familias floren­tinas. Pero Fiammetta es amada por Alamanno, un joven amigo de Gismondo; por otra parte, tanto Baldo como Niccolozzo se han enamorado de Violante, la falsa mujer de Stramba. La situación se complica, pero los criados de los ancianos y de los jóvenes señores se ponen de acuerdo para resolver el problema.

Declaran separadamente a Bal­do y a Niccolozzo que conocen a un brujo que con un hechizo inducirá a Violante a que vaya a su casa; pero el brujo, para evitar que la muchacha sea reconocida, la transformará — dicen a Baldo — en Nicco­lozzo, mientras aseguran a éste que la amada tomará la forma de Baldo. En el momento acordado, los dos se encuentran; ambos creen que el otro es la muchacha transformada, y se van a casa: en este momento llega Stramba, que simulando ha­ber sido ofendido en su honor, distribuye imparcialmente entre los dos una buena paliza. Los criados piensan también en Alamanno: le disfrazan de mujer y dicen a Niccolozzo que la muchacha es Violante y que puede tenerla en su casa, aunque sea encerrándola en la habitación de su hija Fiammetta. Mientras Gismondo, al que su criado ha dado treinta escudos de oro que Baldo pagó como recompensa para el brujo, huye con Violante, y Niccolozzo se da cuen­ta de que la falsa Violante no es más que el enamorado de su hija. Y en este preciso momento llega una comadrona que explica que Violante es una hija de Niccolozzo a la que éste desde hacía tiempo iba bus­cando. Por lo tanto, todo acaba muy bien, y los dos ancianos se ríen de la burla de la que fueron las ingenuas víctimas.

Es una comedia de intriga en la que fácilmente se reconocen los temas y las maneras del teatro de Plauto: la acción, en efecto, es semejante a la de la Cistellaria (v.). Sin embargo, la presencia de estos elementos literarios, típicos de casi todo el teatro có­mico italiano del siglo XVI, no atenúa, sino que más bien estimula, por la libertad de invención, que consiente en seguir huellas conocidas, la vivacidad de la acción escénica y su sabrosa gracia.

E. Allodoli