[Gli Ecatommiti]. Colección de novelas de Gian Battista Giraldi, llamado Cintio (1504-1573), publicada en 1565. Las narraciones están distribuidas en diez «décadas» y precedidas de un «proemio» y de una «introducción», en la cual son narrados otros diez cuentos, de manera que, con éstos y con otros tres narrados como incisos durante el curso de la obra, el libro contiene no ciento, como a la manera griega anuncia el título, sino ciento trece. El proemio, copiado del Decamerón (v.), presenta a la compañía de narradores y narradoras que en una nave huyen a Marsella desde Roma, saqueada por la soldadesca de Carlos V (1527), y para distraerse pasan el tiempo contando historias de variado argumento. La descripción inicial del Saco de Roma quiere ostentar la misma, función que la descripción de la peste de Boccaccio, pero Giraldi, a los narradores: del Decamerón, parece querer oponer los suyos, los cuales se dedican a narrar no por gusto, sino casi obligados por el ocio forzoso de la navegación, y siempre se preocupan de dar un final moral a sus respectivas historias.
Además, el autor pone cuidado en advertir que todas las mujeres son, no doncellas, sino casadas o viudas. De este modo Giraldi quería contentar aquellas exigencias moralizantes de la Contrarreforma; y la obra, de escaso valor artístico, sólo por este motivo merece ser recordada. Falta en los Hecatónmitos el placer de narrar y la corrección de la prosa giraldiana no hace más que envolver en una grisácea uniformidad los diversos temas de las narraciones, derivados de la tradición novelística, de la historia contemporánea, y de la inventiva del autor. La misma distribución de los cuentos en las distintas décadas según su tema (una está dedicada a los «valientes» [«prodi»], otra a los «ingratos» [«ingrati»], otra a los «fraudulentos» [«frodolenti»], etc.), confiere rigidez a un procedimiento caro a los narradores desde Boccaccio a Masuccio, y traiciona la falta de espíritu artístico del autor, el cual no se enfrenta con individuos, sino con «sucesos» o ejemplos. Sucesos y ejemplos que tienen casi siempre algo extraordinario; y a menudo Giraldi busca lo extraordinario en el horror de los hechos y en la monstruosidad de los caracteres, ya sea para complacer a una cierta tendencia de la época, ya sea porque creyese poder por este medio alejar a los lectores del vicio. Entre estas narraciones se recuerdan la del pérfido alférez — que, enamorado de la esposa de su capitán, un moro al servicio de Venecia, y rechazado por ella, la acusa de adulterio y es causa de su muerte (III, 7) — porque ofreció a Shakespeare la trama del Otelo (v.), y la que presenta otro tipo de crueldad (VIII, 5), que Shakespeare aprovechó para su Medida por medida (v.).
M. Fubini