Obra de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). Los entremeses de Cervantes son admirables aguafuertes de gran vigor y valentía en sus trazos; excelentes cuadros de género, llenos de vida, en que abundan las notas del ambiente picaresco, del mundo del hampa, trasladado a la escena en breves situaciones, con exactitud y profundidad admirables: la penetración psicológica es tan intensa aquí como en las novelas más afortunadas de Cervantes; la savia popular más genuina circula por ellos, sin extraños aditamentos; el toque satírico es tan llano y natural, que, sin perder su agudeza, parece como que se encuentra por sí mismo. Cervantes en sus «Entremeses» es el lazo de unión (según los críticos e historiadores Hurtado y G. Palencia) entre los «pasos» de Lope de Rueda y las obras inmortales de Quiñones de Benavente, preludio digno de los sainetes de don Ramón de la Cruz. Los Habladores es un entremés atribuido a Cervantes y que apareció por vez primera en la Séptima parte de las comedias de Lope de Vega (1617); pero habiendo declarado éste que no era obra suya, fue tenida desde entonces como cervantina. Trata de uno que, para corregir a su esposa, que es una habladora infatigable, le presenta a otro que es todavía más hablador que ella a fin de que se dé cuenta de su falta. El segundo hablador, que ha convenido su trato de escarmiento con el abrumado marido, acaba anonadando a la esposa charlatana, que pide clemencia a su marido. La obra acaba, pues, con el castigo del vicio de la desaforada habladora.
C. Conde