[Dekabristy]. Novela inacabada del conde ruso León Tolstoi (Lev Nikolaevic Tolstoj, 1828-1910). Hacia finales de 1860, Tolstoi emprendió la tarea de escribir una novela cuyo héroe debía ser uno de aquellos que intervinieron en el golpe de estado del 14 de diciembre de 1825 (acababa entonces de morir el emperador Alejandro y se desconocía quién iba a ser su sucesor). Tomaron parte en él los miembros de las grandes familias de Rusia y los altos oficiales de la Guardia. El golpe fracasó. El joven emperador Nicolás I reprimió cruelmente la sublevación y aquellos que se conocen con el nombre de Decembristas fueron ahorcados unos y otros enviados a presidio a las minas de Nertchinsk en Siberia. El sacrificio de sus mujeres, que les siguieron para permanecer junto a ellos es famoso en la historia rusa. Además de los trabajos forzados, era el exilio para toda la vida. No obstante, después de la derrota de Crimea y la muerte del emperador Nicolás I, la situación política había cambiado; el nuevo emperador Alejandro II simpatizaba con las ideas liberales y tuvo clemencia para con los exilados de 1825. En 1856 fueron repatriados. Es con el retorno de uno de éstos a Moscú que empieza el boceto de esta novela.
El autor interrumpió constantemente este trabajo para volver al estudio de la época precedente, aquella de las guerras napoleónicas, fruto de cuyo estudio había de ser la maravillosa epopeya de Guerra y paz (v.). Poco después de 1870. Tolstoi volvió sobre el tema de los Decembristas; sus investigaciones históricas fueron profundas; escribió entonces el plan de dos nuevos capítulos de la obra, pero en enero de 1879 abandonó de nuevo esta labor para reemprenderla en 1884. Corrigió entonces algunas cosas de los tres capítulos escritos en 1860 y de los dos de 1878. Estas variantes aparecen en las notas de 1884. En primer lugar, se describe el retorno a Moscú del héroe tras un largo viaje de mes y medio. Le acompañan su mujer, su hijo y su hija, nacidos durante el destierro en Siberia. Había sido un gran señor, y guarda todavía algunas señales de su condición, pero en los años pasados en el exilio ha perdido el hábito de moverse en el mundo y aparecen ya en él muestras de senilidad. Aquella misma tarde se propaga por Moscú la noticia de su llegada. Al presente, ya «han cambiado los vientos» en las esferas gubernamentales, las visitas afluyen; las gentes que tres años antes hubieran vuelto la espalda al exilado vienen ahora a depositar su tarjeta en el hotel; la primera salida de la familia es para asistir a misa en la catedral de la Asunción del Kremlin; la segunda para visitar a la hermana del desterrado, vieja dama importante en la sociedad moscovita. Con el emotivo encuentro familiar concluye este fragmento.
Los dos capítulos de 1878 se podrían considerar como una sola variante, a no ser porque el autor cambió en el segundo el nombre del héroe. El relato no tiene una relación directa con los sucesos de 1825 y no se comprende bien qué significa aquí el litigio que en 1815-17 enfrentó a un gran propietario con los campesinos de la corona, vecinos suyos, a propósito de una tierra. Los campesinos ganan el proceso en primera instancia; el propietario, que según el autor está en su derecho, lo gana en el recurso; pero lo pierde finalmente de nuevo, cuando el asunto es juzgado por tercera vez en el Supremo. No le queda, pues, otra solución que recurrir al emperador, y he aquí la razón por la cual se dirige a Moscú. Parece que Tolstoi haya abandonado el tema al convencerse de que el movimiento de los Decembristas estaba inspirado por potencias extranjeras.