Elegías en tres libros de Hermesianacte de Colofón, poeta griego alejandrino, amigo y discípulo de Filitas de Cos, que vivió en la primera mitad del siglo II a. de C. Deben su título al nombre de la mujer amada por el poeta, a imitación de la Lidia (v.) de Antímaco de Colofón, poeta predilecto de los alejandrinos. Se han perdido todas las elegías, excepto un largo fragmento del libro III — 98 versos — y varios fragmentos menores. Relataban, en forma refinada pero en un tono algo uniforme, frío; y monótono, los amores famosos y desgraciados: en el fragmento más largo que ha llegado a nosotros se enumeran los poetas y filósofos, desde Orfeo a Filitas, que han cedido a la violencia del amor. Se trata a menudo de invenciones fantásticas de gusto alejandrino, como, por ejemplo, cuando se habla de amores entre Homero y Penélope, entre Anacreonte y Safo, etc. Entre los fragmentos menores, los más notables son los que narran los amores entre Polifemo y Galatea, Arceofonte de Chipre y Arsinoe, Menalcas y Enipe de Eubea, Leucipo y su hermana. Las elegías de Hermesianacte eran expresión característica de la poesía, más refinada que profunda, propia de la época alejandrina; históricamente tienen cierta importancia porque, junto con las de Filitas, representan el paso de la antigua elegía griega a aquella forma que los romanos llevaron a mayor altura, sirviéndose de ella para expresar los más delicados e íntimos impulsos del alma.
C. Schick