Leoncio y Lena, Georg Büchner

[Leonce und Lena). Comedia de Georg Büchner (1813-1837), que el joven y genial poeta escribió en 1836 para tomar parte en un concurso de la casa editora Cotta. Pero el manuscrito le fue rechazado por haber llegado después del plazo establecido, y de este modo su comedia permaneció inédita hasta después de la muerte del poeta. Fue publicada frag­mentariamente en 1839, en el «Telegraph» de Karl Gutzkow, donde se publicó tam­bién el fragmento de su novela Lenz (v.), y después entero, en 1850, en sus obras completas. No es una de las mejores com­posiciones del escritor; son harto manifies­tas en ella las influencias de la comedia romántica, del Ponce de León (v.) de Brentano, del Príncipe Zerbino (v.) de Tieck, y, sobre todo, de Shakespeare.

La trama es sencilla: es la historia de un ser pere­zoso, indiferente, que halla la misión a que está destinado, con la irrupción en su vida de un espíritu completamente distinto, grosero y sano, y de la pasión amorosa. Para el príncipe Leonce todo es aburri­miento, todo es ocasión de impaciencia, y busca refugio, contra las vulgaridades coti­dianas, en su fantasía. Leonce debe casarse con la princesa Lena, a quien no ha visto nunca y que ahora está de viaje hacia el reino de él. La idea de este matrimonio impuesto le es odiosa, y para esquivarla escapa con Valerio, joven filósofo vagabundo a quien ha recogido por el camino. También Lena se siente muy desgraciada por tener que casarse con un hombre a quien no ama; pero el aya a quien ella se confía decide hallar un remedio a la si­tuación.

Leonce y Valerio, Lena y el aya se encuentran casualmente en el jardín de una posada. Sin conocerse, los dos jóvenes se enamoran inmediatamente uno de otro; su amor es fomentado por el aya y Valerio, que saben la verdad; Valerio promete a Leonce que conseguirá casarle con Lena, pero no le revela todavía su identidad. Mientras tanto, el padre de Leonce, el rey Pedro, hombre bondadoso y bobo, quiere que se celebre el matrimonio a pesar de haber huido su hijo, porque él ha dado a su pueblo palabra de rey de que aquel día se celebraría un matrimonio, y quiere mantenerla aunque sea con esposos fic­ticios. En aquel momento se presenta Va­lerio con los dos príncipes disfrazados de muñecos automáticos, y que ignoran toda­vía mutuamente su identidad. Pedro consiente en este matrimonio de los dos mu­ñecos; Leonce y Lena se quitan las más­caras y se reconocen. También Pedro está contento ahora, porque el matrimonio de­seado por él está realmente hecho, y todos quedan contentos.

Los personajes están muy bien caracterizados, especialmente el prín­cipe holgazán, aburrido pero inteligente, y el bufonesco y prudente Valerio. A pesar de esto, las huellas de sus modelos se conocen demasiado, y la comedia no es una de las obras más personales de Büchner, como han sostenido algunos críticos.

C. Gundolf