[Lingua e cultura]. «Estudios lingüísticos» de Giulio Bertoni (1878-1942) publicados en Florencia, en 1939; cierran la «trilogía», como la llama el autor, iniciada con Lengua y pensamiento (v.), en 1932, y Lengua y poesía, en 1937. El libro quiere deducir una nueva experiencia crítica, afirmando que los géneros de la filología están ligados a la historia de la lengua, y que tal disciplina, erróneamente aceptada por la mayoría como erudición, «reivindica para sí no sólo el examen naturalista de la palabra, sino la crítica literaria». Como el investigador afirma asimismo en la introducción y en el epílogo, hace falta distinguir perfectamente la lengua de la poesía y la lengua de la cultura. En el examen de las expresiones de los escritores y en la distinción de las dos lenguas susodichas «consiste la historia literaria, dominio indiscutible de la filología». Y esta discriminación es «una operación esencialmente lingüística, que requiere una sólida preparación erudita, sin la cual no es posible la crítica artística».
Estos motivos polémicos explican que insista Bertoni, casi con fin didáctico, sobre los principios por él formulados y progresivamente desarrollados «como una justificación de una nueva orientación filológica, debida, como es natural, a una reflexión sobre los problemas de la lengua»: lo que refleja el carácter arbitrario y a veces artificioso de las investigaciones, hasta envolver con verdaderas tautologías el examen de la personalidad poética. Ofrecen ocasión para realizar ensayos particulares el latín de Roma y el problema de las lenguas románicas, la vieja y la nueva «cuestión de la lengua», la formación de la lengua italiana (desde un punto de vista bastante amplio según lo que el estudioso de los temas de legislación lingüística hubo de aconsejar para el llamado «eje Roma-Florencia»), el dialecto corso y la antigua lengua italiana y, finalmente, los reflejos de las prácticas jurídicas en la literatura provenzal (para lo cual la lengua de la poesía, estudiada, ante todo, como lenguaje poético y artístico, «se presta asimismo a ser examinada bajo el aspecto cultural, como lengua ligada a las ideas y costumbres de una edad determinada»). Son muy interesantes los escritos sobre la prosa de la Vida nueva (v.) de Dante; y «entre la lengua de Dante y del Petrarca», sobre la poesía de Ciño da Pistoia; sobre la lengua de Rabelais y las cartas de Renata de Francia.
Algunas páginas acerca de Muratori y Vico (erudición y filosofía son dos momentos del espíritu humano, necesarios para el desarrollo de una nueva metodología) y sobre la lengua en el pensamiento de De Sanctis y la lingüística moderna, pretenden ser una toma de posición. En resumen, en este libro confirma Bertoni, tras largos estudios lingüísticos y literarios, el intento de desarrollar algunas premisas del idealismo italiano, especialmente de Croce, en lo que concierne a la expresión poética, y de Gentile, con el que quiere abarcar la personalidad humana en su complejidad espiritual.
C. Cordié