[Les vêpres siciliennes]. Tragedia en cinco actos de Casimir Delavigne (1793-1843), estrenada en 1819. Giovanni da Procida, noble palermitano desterrado, que ha vuelto ocultamente a su patria para organizar la conspiración contra los angevinos, ve que su hijo Loredano se ha hecho amigo de Roger de Montfort, virrey francés.
La novia de Loredano, Amelia de Suecia, ama secretamente a Montfort y no puede ocultarle la conjura que habría de causarle la muerte. Montfort interviene a tiempo: no olvida la amistad de Loredano, pero ordena que éste, su padre y otros pocos jefes sean encerrados en el castillo de los Procida, tácita invitación a la fuga. Pero aquella tarde la revuelta sigue ardiendo; Loredano, que había de matar a Montfort, no sintiéndose capaz de. aquella traición, le entrega una espada diciéndole: «ve a morir por tu amo, yo moriré por mi patria». Amelia queda sola en el palacio, al cual poco después es llevado Montfort moribundo; Loredano, que contra su voluntad lo ha matado en la lucha, no pudiendo resistir al remordimiento y al dolor de haber descubierto el amor de Amelia por él, se apuñala sobre su cadáver. Giovanni da Procida organiza la batalla para el día siguiente.
Esta tragedia artificiosa, toda llena de escenas y efectos melodramáticos, se muestra riquísima en minuciosas referencias históricas destinadas a conferirle color local Es importante como primer ejemplo de la vasta resonancia de aquel teatro histórico novelesco que fue el verdadero camino hacia el teatro netamente romántico. El joven autor, inspirándose sobre todo en los ejemplos del teatro alemán e inglés, demostraba de este modo que comprendía precozmente el gusto de los nuevos tiempos: y daba pruebas de aquel seguro instinto del público que había de llevarle a los grandes éxitos de 1832 (v. Luis XI) y de 1833 (Los hijos de Eduardo), sin que él, en realidad, llegara a elevarse nunca más allá de una discreta mediocridad.
G. Alloisio