[Conventionelle Lügen der Kulturmenschheit]. Obra del escritor y publicista hebreo-húngaro Max Nordau (Simón Südfeld, 1849-1923), publicada en 1883.
El objeto de este libro era combatir algunas de las opiniones comunes de la época. Después de echar una ojeada a las condiciones de los diversos países de Europa y a la crisis que había en ellos, sobre todo en la esfera del espíritu, el autor hace resaltar el carácter paradójico y la evidencia del contraste entre la opinión común y el pensamiento crítico que entonces se abría camino bajo la influencia del racionalismo. Mentiras convencionales son para Nordau las prácticas religiosas y los principios dogmáticos, en contraste con la experiencia; la adhesión a formas políticas tradicionales que ya no tienen razón de ser; instituciones económicas y morales, hasta la familia, tal como está constituida por la Iglesia y por el Estado. Después de haber puesto de relieve el contraste entre religión y ciencia, aunque rindiendo homenaje al sentimiento religioso como tal, Max Nordau, con la elocuencia periodística de su estilo, hace resaltar todo lo que hay de mentiroso en el homenaje a ceremonias de culto, incluso por parte de hombres ilustrados, cuando ya no se cree en ellas, aunque sigan observándose sus formas exteriores. En cuanto a la «mentira monárquica y aristocrática», el autor se muestra anticlerical, antidinástico y antimonárquico; en cuanto a la «mentira política» hace una aguda crítica de la excesiva injerencia del parlamentarismo, mientras por otra parte combate la aristocracia y la burguesía. En la «mentira económica» critica la economía capitalista, y propugna la abolición de la transmisión hereditaria. En la «mentira matrimonial» ataca el matrimonio de interés y combate el matrimonio indisoluble. Entre las mentiras menores combate el duelo.
La conclusión del libro muestra confianza en el porvenir y en la substitución de la moral religiosa tradicional por una moral natural de solidaridad humana. En la base de esta crítica está, pues, el positivismo (v.) con su fe en el progreso, pero están, sobre todo, una gran insensibilidad histórica y un ingenuo simplicismo. El éxito europeo de este libro es debido — además de a innegables cualidades de escritor periodístico — al malestar general de la sociedad burguesa a fines del siglo XIX.
M. Venturini