Las Instituciones Armónicas, Gioseffo Zarlino

[Instituzioni harmoniche]. Es el más impor­tante tratado de teoría musical de Gioseffo Zarlino da Chioggia (1517-1590). Fue publi­cado por vez primera en 1558, y, sucesiva­mente, en 1562 y 1573, además de en su Opera omnia de 1589. Se compone de cuatro partes.

La primera contiene consideraciones generales en torno a la música y a su dig­nidad y utilidad, y un desarrollo de la doctrina de Boecio que distingue la música en mundana (la de las esferas celestes), humana (la que se origina de la armonía entre alma y cuerpo) e instrumental (la música produ­cida por la voz humana o por los instrumen­tos), y minuciosas disquisiciones acustico-matemáticas, que se refieren especialmente a los nexos entre proporciones numéricas y consonancias musicales. En la segunda parte, Zarlino trata de la música y teoría musical de los antiguos griegos, y se extiende en largas consideraciones acerca de los acordes por ellos usados, extrayendo consecuencias para el espinoso problema de la armonía de los instrumentos de su tiempo. La tercera parte contiene la teoría del contrapunto, es decir, de la composición a varias voces, y por esto, desde el punto de vista didáctico, es la más importante, aunque pretende encerrar la actividad de la creación artística en un sistema de normas prácticas fruto de profundo ingenio y saber, aunque empírico e inadecuado. La cuarta y última trata de los modos o escalas musicales de la antigüe­dad, de la Edad Media y de los tiempos del autor, sobre todo para su aplicación a la práctica del contrapunto.

La materia del tra­tado de Zarlino no es nueva, antes bien, es la misma que, desde Boecio en adelante, fué diversamente elaborada por los teóricos de la música hasta el período del Renacimiento, pero está, en muchos aspectos, re­avivada y ennoblecida por la personalidad del autor. Según el musicólogo alemán Hugo Riemann, el mérito principal de Zarlino consiste en haber sido el primero en afirmar el principio de dualismo armónico, o sea de la contraposición de los acordes mayor y menor como base de la armonía, y en ha­berlo valorado científicamente proclamando la excelencia del número senario que con­tiene en germen todas las consonancias mu­sicales, cuya serie genera en un sentido el acorde mayor y en sentido inverso el menor; pero esta manera de ver está de­masiado estrechamente ligada a las ideas personales de Riemann. En realidad, hacer de Zarlino un descubridor de principios es­téticos y científicos es excesivo; Zarlino alcanzó, ciertamente, en comparación con los demás teóricos de su tiempo, una con­ciencia más clara de los hechos armónicos gracias a su profunda experiencia y a una aguda observación del desarrollo del arte musical.

La obra de Zarlino es importante no sólo por este presentimiento de la armo­nía moderna, sino también en cuanto pro­porciona en una síntesis personal el más límpido y vasto espejo de la cultura musical de su época. Se percibe verdaderamente el aura del Renacimiento italiano en la elegan­cia y fluidez del lenguaje vernáculo de su obra, en completa antítesis con el fatigoso y a menudo bárbaro latín de sus predeceso­res; en un sentido de decoro humanista que alienta en las citas clásicas de sus preceptos acerca de la educación del músico y, sobre todo, por la importancia que en el estudio de las combinaciones contrapuntistas da a la gracia, armonía y suavidad del concepto; asimismo se advierten los límites especula­tivos del Renacimiento en su continuo osci­lar entre la interpretación sensualista y ra­cionalista de las impresiones musicales.

F. Fano