[Die Feen]. Obra juvenil en tres actos de Richard Wagner (1813- 1883), compuesta entre 1833-1834 y estrenada póstumamente en Munich en 1888.
Inspirada en la Mujer serpiente de Carlo Gozzi, esta ópera corresponde al período de formación, ligada como está al gusto literario por un mundo fantástico a la manera romántica, que, desde la Flauta mágica (v.), de Mozart, a través de Weber, Lortzing y Marschner, domina los primeros decenios del siglo XIX alemán. Arindal, marido feliz desde hace ocho años del hada de nombre Ada, para hacerla definitivamente suya no deberá jamás preguntarle de dónde viene ni quién es. Pero cuando, impulsado por un deseo irresistible, conoce de labios de la propia Ada su naturaleza mágica, como por encanto desaparece la esposa, los hijos y el castillo en que viven. Arindal debe sostener duras pruebas para reconquistar la perdida felicidad. Pero su voluntad es débil, y su amor no resiste las pruebas que el hada le impone: por su culpa Ada es convertida en piedra, y como piedra continuará por espacio de cien años, si Arindal no logra con su valor liberarla primero. Entonces Arindal despierta de modo imprevisto: con su escudo y su espada vence los obstáculos que le separan del sagrario de las hadas, los supera y con el canto logra liberar a su esposa del encantamiento. Pero como Ada no puede convertirse en mujer, en virtud del amor, Arindal se eleva él mismo a la inmortalidad y permanece con su amada gustando ambos los goces inefables del reino de las hadas.
El planteamiento literario de la obra es netamente weberiano: las complicadas vicisitudes se desenvuelven a través de una serie interminable de escenas construidas con prolijidad musical, defecto de las obras juveniles de Wagner hasta el Tannháuser (v.), incluido también éste. El propio Wagner declaró que Beethoven y Weber fueron sus modelos en la composición de las Hadas; en especial Weber, desde la obertura en «mi mayor», característica por la escritura y por el empaste instrumental. Sin embargo, ya en esta página sinfónica, como en otros fragmentos de la obra (por ejemplo un dúo cómico que anuncia al futuro autor de Los Maestros Cantores, v.), en el recitativo más amplio y contenido, en ciertos incisos armónicos y melódicos, la personalidad de Wagner se deja ya sentir, aunque débilmente.
L. Rognoni