Las Cosas Mayores que él, Luciano Züccoli

[Le cose piü grandi di lui]. Novela de Luciano Züccoli (Luciano von Ingenheim, 1868- 1929), publicada en 1922. El autor, que ya en otros trabajos suyos: El ojo del mucha­cho, Farfui, La flecha en el costado (v.), se había acercado al alma infantil, narra en esta novela el drama de Giorgio Astori, un muchacho que fantasea demasiado y que mira demasiado la vida de los adultos.

Matilde, su madre, enamorada de su ma­rido, no se da cuenta de esa índole sombría; Silverio, el padre, tiene todo su orgullo puesto en el hijo mayor, Andrea, y está absorbido por sus deberes de gran indus­trial. Al hermano mayor, como premio por terminar el bachillerato, le mandan por al­gún tiempo a Londres; pero gasta pronto el dinero que le dio su padre, se llena de deudas y termina falsificando una firma; después, aterrorizado por lo que ha hecho, vuelve a casa. No se atreve a confesar a su padre lo acaecido, y quisiera que se lo di­jera Giorgio; pero el muchacho, asustado, deja pasar el momento oportuno y el pa­dre descubre por sí mismo las trastadas del hijo: entonces su cólera es tal que An­drea, descompuesto, se suicida. El mucha­cho se siente culpable del suicidio, y que­da tan abatido que enferma. Cuando se res­tablece ya no sabe ser niño.

El afecto que nace en su corazón por su amiguita Ada, una muchachita poco mayor que él, y a la que los padres han hecho venir para distraerle, es tan intenso como un amor. Pero pronto Ada se convierte en una jovencita, en tanto que Giorgio sigue siendo un niño; cuando comienzan a cortejarla, a Giorgio le destrozan los celos y la boda le causa un profundo sufrimiento. Y cuando Ada perece en un accidente de automóvil, Gior­gio, atacado de fiebre cerebral, muere. El argumento, delicado y trágico, con sus som­bras morbosas y su plétora de vida y de amor, encerrados como por maleficio en el cuerpo débil de un muchacho, está conta­do más bien con amanerada habilidad que con la sensibilidad que sería menester. El libro, que tuvo gran éxito de «salón», re­sulta hoy uno de los menos felices y de las más deslavazadas narraciones de Züccoli.

E. Orefice