[Die logischen Grundlagen der exacten Wissenschaften]. Obra del filósofo alemán Paul Natorp (1854-1924), publicada en Leipzig-Berlín, en 1910. El autor se enfrenta aquí especialmente con los matemáticos del grupo de Frege y Dedekind, que consideraban las matemáticas como una rama de la lógica y tendían a fusionar las dos ciencias en un algoritmo general formal: la lógica matemática. Frente a esta concepción, Natorp hace notar que las matemáticas son lógicas, pero no la ciencia de la lógica, como tampoco la ciencia de la deducción, aunque ellas sean deducción. El error que ha llevado a confundir matemáticas y lógica nace de no haber comprendido claramente la diferencia, establecida por Kant, entre las funciones analítica y sintética del pensamiento. El análisis, instrumento exclusivo de la lógica matemática, «no puede dividir lo que previamente la inteligencia no haya reunido»; una teoría del pensamiento debe, pues, comenzar por la teoría de la síntesis apriorística que trate de buscar los fundamentos lógicos de los hechos científicos, o las relaciones sintéticas que dan lugar a la ciencia. Ésta tiende a constituir, por síntesis de los datos de la experiencia, un objeto cuya formación representa un inacabable trabajo del saber, un problema infinito.
El pensamiento siempre es construcción de objetos y, por lo tanto, encauzamiento de la diversidad a la identidad, de lo múltiple a la unidad, siendo el principio fundamental del conocimiento la unificación a través de la correlación. El objeto se basa en el pensamiento puro y se presenta, en su unidad, como un sistema de funciones lógicas fundamentales, como su punto de convergencia. Pero tal sistema no se puede considerar nunca como capaz de brindar la posibilidad de deducir una por una, en número finito, las funciones lógicas del pensamiento, por tratarse de un conjunto cuya coherencia aparece sometida a una ley adscrita al dominio del pensamiento puro y que se rige estrictamente por su propio desenvolvimiento. La deducción de las categorías emprendida por Natorp no es, por lo tanto, deducción de las categorías particulares del saber concreto, sino de las formas o leyes según las cuales nacen, se desarrollan y ligan entre sí las propias categorías. La función típica del pensamiento estriba en la distinción de la conexión; de la distinción se origina el valor cantidad, y de la conexión, el de cualidad. Pero ambas formas de síntesis son parciales al dar nacimiento al objeto en general, sin explicar el fundamento lógico de los conceptos de objetos determinados. Se hace, por tanto, necesaria una síntesis ulterior de las dos enunciadas, representada por la categoría de la relación, como ley dominante de las conexiones cuantitativas y cualitativas. La relación se especifica en los tres valores de substancia, causa y acción recíproca. Finalmente, la forma mediante la cual se determina el objeto en el procedimiento metodológico de las ciencias, caracteriza la modalidad en sus tres valores: valores de la posibilidad (hipótesis), de la realidad (el hecho) y de la necesidad (ley).
Basándose en esta lógica trascendental, Natorp, en los capítulos siguientes (del III al VII) se ocupa del análisis de las categorías fundamentales de la ciencia siguiendo el orden tradicional de la epistemología científica: categorías de la aritmética (número y cálculo), de la geometría (tiempo y espacio) y de la física, tratando de deducirlas, como método general, de las correspondientes a la lógica trascendental. En realidad, Natorp se atiene a un método equívoco y nada satisfactorio, que, por una parte, concede demasiado a los métodos formalistas de las matemáticas, y, por otra, a los empíricos de la física teórica, sin lograr trasponer por completo estas categorías a un plano de genuina lógica trascendental, aparte de que nunca busca penetrar en la auténtica significación de tales métodos ni en definir el espíritu que los informa. De todas maneras, gracias a la sólida preparación filosófica y a la cultura científica del autor, la obra se ofrece como claro ejemplo de los límites de la metodología lógico-trascendental en el examen de los fundamentales problemas de la ciencia.