[Les harmonies economiques]. Obra teórica de Frédéric Bastiat (1801-1850), que quedó incompleta por la muerte del autor, en la que expone el conjunto de su doctrina tras las ásperas y mordientes polémicas críticas contra los proteccionistas y los socialistas.
El primer volumen se publicó durante la estancia del autor en Roma (1848-1850). Personificación por excelencia del optimismo, Bastiat cree en la fuerza de las leyes naturales que tienden al bienestar de la humanidad. «Todos los esfuerzos concurren hacia un gran resultado final que la humanidad no alcanzará nunca, pero al que se acercará más cada vez, y este resultado es la incesante aproximación de todas las clases, hacia un nivel cada vez más elevado; en otras palabras, la igualdad de los individuos en el mejoramiento general». Esta premisa abre camino a Bastiat para enunciar su teoría del valor-servicio, que en el fondo no es otra cosa que un modo personal de presentar la teoría clásica del valor- trabajo. Para Bastiat, la utilidad de una cosa se debe en parte a la acción de la naturaleza (gratuita) y en parte a la acción del hombre (onerosa). De aquí se sigue que sólo la parte onerosa tiene valor y la fuente de este valor es el trabajo. El valor es, pues, una relación entre dos servicios. La gran ley de la armonía, que en el fondo es el progreso de la civilización, hace que «la utilidad tienda a hacerse cada vez más gratuita y común viniendo progresivamente a pertenecer al dominio de la posesión individual, mientras que el valor, al contrario, tiende a disminuir cada vez más respecto a la utilidad con la que se relaciona».
De aquí que la riqueza no es la suma de los valores, sino la suma de la utilidad gratuita, en tanto que la propiedad individual sólo tiene en cuenta el valor, porque los dones de la naturaleza, que son gratuitos, no pueden ser objeto de propiedad. No niega por esto Bastiat la importancia de la propiedad, a la que, por el contrario, reconoce una función que no se puede dejar de tener en cuenta. Como el hombre cada vez crea nuevas necesidades que requieren nuevos esfuerzos, y por tanto nuevas utilidades onerosas, crea así las premisas necesarias para la transformación continua, a beneficio de la humanidad, de la utilidad onerosa en utilidad gratuita. En otras palabras, la propiedad misma crea las condiciones de la comunidad. Naturalmente que para que pueda ocurrir todo esto es necesaria una condición: es necesario que el intercambio de servicios sea libre. De aquí la exaltación de la libre competencia que Bastiat glorifica fervorosamente. Inspirada más por un espíritu polémico que científico, la construcción teórica de Bastiat se ha revelado frágil; pero con todo, él imprimió a la escuela liberal francesa la impronta de su personalidad, en un momento en que la escuela liberal inglesa se aprestaba a hacer grandes concesiones al socialismo.
M. Maffei