[The Merry Wives of Windsor]. Comedia en cinco actos y en prosa, con algunas partes en verso, de William Shakespeare (1564-1616), escrita probablemente hacia 1598, publicada en ediciones «in quarto» en 1602, en 1619 y en 1630, y en la edición «in-folio» de 1623. El texto de 1602 es incompleto. Según una tradición la obra fue escrita en quince días a petición de la reina Isabel que deseaba ver en escena a Falstaff (v.) enamorado. Con todo, parece no tratarse de una mera improvisación, por haber utilizado Shakespeare una comedia ya existente en el repertorio de su compañía. La Comedia del celoso [The Jealous Comedy], representada en 1593 y basada en una narración italiana (la segunda del primer libro del Pecorone, v.), donde el motivo del enamorado escondido en un mueble, común en la novelística italiana, toma la forma del hombre «escondido bajo una montaña de ropa sucia». En varios de sus personajes se han querido ver caricaturas de personas realmente existentes; así los retratos del juez Shallow y su estúpido sobrino Abraham Slender parecen tener por modelo a Sir Thomas Lucy de Charlecote, junto a Stratford quien según se cree, había perseguido a Shakespeare cuando éste era joven por haber cazado furtivamente en sus tierras. La comedia consiste en el enlace de dos motivos; el de Falstaff que corteja a dos ricas burguesas de Windsor que se burlan de él, y el de Anne Page, a quien sus padres quieren casar.
Falstaff, hallándose falto de dinero, decide cortejar a las mujeres de Ford y de Page, burguesas de Windsor, porque ellas gobiernan el caudal de sus maridos. La vida doméstica de la señora Ford está turbada por los celos de su esposo; la señora Page no está de acuerdo con el suyo en la elección del pretendiente con quien ha de casarse su hija. Falstaff manda idénticas cartas galantes a las dos esposas, las cuales deciden vengarse de él. Por otra parte, Nym y Pistol, los compadres de Falstaff, despechados porque se ha separado de ellos, avisan a los maridos. Page no se conmueve, y Ford se alegra de la posibilidad de coger «in fraganti» a su esposa. Falstaff recibe primero la visita de la señora Quickly (v.), sirvienta del doctor Caius, encargada de hacer el papel de medianera de las dos señoras; ésta asegura a Falstaff que ambas mujeres no desean sino complacerle; después recibe una visita de Ford disfrazado con las ropas de Brook, que se finge loco de amor por la señora Ford y promete a Falstaff una espléndida recompensa si le ayuda a conquistarla; Falstaff revela que tiene una cita con la señora Ford y promete ceder después el sitio a Brook. Durante la fingida cita se presenta Ford con una turba de amigos para atestiguar el adulterio, y a Falstaff le esconden deprisa y corriendo en un gran cesto de ropa sucia, y después es arrojado con toda aquella ropa al cieno del río.
En una segunda cita Falstaff es disfrazado de mujer gorda, y como tal apaleado fuertemente por Ford. También el marido celoso es burlado dos veces, pero finalmente en aquellos momentos le descubren el complot y dan una última cita a Falstaff en el bosque de Windsor donde le asaltan y pellizcan fingidas hadas y duendecillos, y por fin es desenmascarado por Ford y Page. El enredo secundario representa el cortejo de Anne, hija de Page, por parte de tres pretendientes, el doctor Caius, médico francés; Slender (nombre que se podría traducir por «Esmirriado» o «Enclenque»), bobo sobrino del juez Shallow (cuyo equivalente podría ser «Ligero»); y Fenton, un joven extravagante, amado por Anne. Madona Quickly (como quien dice la señora «deprisa y corriendo»), hace de mediadora entre los tres, y les alienta por igual. Sir Hugh Evans, párroco galés, se interpone en favor de Slender, y es desafiado por Caius pero sus hostilidades se reducen a que maltraten la lengua inglesa un galés y un francés. A la última cita dada a Falstaff en el bosque, Page que favorece a Slender, dispone que éste rapte a su hija, la cual vestirá de blanco, mientras la señora Page que protege al doctor, dispone que su hija vista de verde, y sea raptada por él. Pero en el momento oportuno los dos pretendientes se hallan entre las manos un muchacho disfrazado, mientras la verdadera Anne ha huido con Fenton, con quien se casará. Algunos han querido ver en esta comedia una especie de «fabliau» escenificado con todas las características de aquel género un tanto procaz: retratos realistas, maneras burdas, falta de respeto para el matrimonio, placer burgués en maltratar a un patricio mujeriego, etc. Tal vez por estos elementos más continentales que ingleses, y especialmente por el tema sensual en que se basa y la caricatura del cornudo, esta comedia no tuvo mucho predicamento entre los críticos ingleses del XIX; mientras que en nuestras escenas al elaborar temas brillantes de la novelística italiana, halla divertida y fácil atención. Hábil obra de teatro, se resiente sin embargo de su composición precipitada, compensada a menudo con un brío extraordinario. [Trad. de Jaime Clarck (Madrid, 1876); de J. Amoldo Marqués, en Obras, t. IV (Barcelona, 1886); de Guillermo Macpherson (Madrid, 1907); de Luis Astrana Marín (Madrid, 1921) y en Obras completas (Madrid, 1933)].
M. Praz
Comedia carente de talento trágico y de talento cómico. (Duncon Forbes, 1748.)
Este poeta inglés tiene la imaginación bastante bella, piensa con naturalidad y se expresa con sutileza; pero tan buenas cualidades las obscurecen las obscenidades que mezcla en sus comedias. (Clement, 1675.)
* Una de las primeras refundiciones musicales del argumento de esta obra es el Falstaff, ópera de Antonio Salieri (1750- 1825), representada en 1798.
* De interés mucho mayor es la ópera cómica Las alegres comadres de Windsor [Die lustigen Weiber von Windsor], en tres actos de Otto Nicolai (1810-1849); sobre un libreto de Salomón Hermann Mesenthal (1821-1877), fue estrenada en Berlín en 1849, dos meses antes de la muerte del autor. En cuanto al texto Shakespeariano hay algunas modificaciones en los personajes y en el argumento simplificado, como de costumbre, por razones de música escénica. Los cónyuges Ford cambian su nombre en Fluth; es conservado el personaje de Page y el de su hija Ana, a quien pretende en esta obra el doctor Caius y Nigaudin (que parece substituir al Slender del original); Page prefiere al segundo porque es más rico. El orden de las escenas y, en general el organismo de la comedia están ya distantes de Shakespeare. La obra comienza con la escena de las comadres que leen las cartas de Falstaff; Fluth no traba conocimiento con él hasta el segundo acto, cuando ha ocurrido ya la escena de la canasta (que aquí se halla al comienzo del primero, y por lo tanto anticipada respecto a la obra de Shakespeare); es el propio Falstaff — a quien Page se presenta con nombre fingido — quien le revela haber sido escondido en la canasta de la ropa de la señora Fluth para escapar a la cólera del marido celoso. Fluth desconfía más aún; intenta sorprender a la supuesta adúltera que ha concedido una segunda cita al atrevido caballero, pero ella sortea la situación haciendo vestirse a Falstaff de vieja sirvienta. Finalmente en el segundo acto descubre la burla a su marido, y juntos preparan la burla final de la farsa del bosque. Aunque Nicolai es tenido generalmente por compositor de gusto italianizante, en realidad esta obra suya se resiente de las tendencias del romanticismo musical alemán en sus aspectos cómico-sentimentales y fantásticos más endebles. Caracteriza a muchos compositores alemanes aun de los menores de este período (y tal vez no sólo de éste), mantener las inspiraciones de cualquier naturaleza dentro de ciertos moldes de clasicismo: así, en esta obra de Nicolai, la forma clasicista se adapta a un espíritu cómico algo modesto, al gusto de la ópera ligera franco-alemana de comienzos del siglo XIX, pero discreto y no exento de gracia.
Esa disposición se observa ya en las oberturas en las cuales un «Andantino» de blanda dulzura sigue a un «allegro vivace» de forma tripartita, también de buena factura, pero que en su segundo tema, y especialmente en el final incurre en vulgaridad. Son eficientes las escenas de conjunto, como los finales de. los actos primero y segundo con ritmos retardados y denso comentario orquestal. Abunda el elemento bufo, especialmente reunido en torno a la figura de Falstaff y no falta tampoco el sentimental. Pero el aspecto más notable de esta obra es quizás el fantástico, que domina en el acto tercero (la farsa en el parque de Windsor); y aquí son más evidentes las relaciones con la ópera romántica alemana, al estilo de Weber, Mendelssohn, y, en parte de Schumann; el aria de Ana, «Oh, dulce luna» [«O süsser Mond»! el mendelssohrtiano coro de los elfos y el divertimento de los insectos que atormentan a Falstaff, conservan todavía, dentro de sus límites, atractivos de gracia y color.
F. Kano
* William Balfe compuso una ópera sobre Falstaff (1808-1870).
* Más adaptado al espíritu shakespeariano es el Falstaff de Giuseppe Verdi (1813- 1901) representado en el teatro de la Sea- la e:i 1893. Es la última obra teatral verdiana y la única que no está dividida en piezas independientes. El libreto es de Arrigo Boito y deriva de la trilogía de Shakespeare formada por la primera y segunda parte de Enrique IV (v.) y de las Alegres comadres de Windsor. Sus personajes pasan más o menos sintetizados al libreto y su lenguaje se mantiene en parte intacto por medio de una fiel traducción. Desaparecen de la obra Shallow y Slender (unificados en Caius), Nim y Page el marido de Meg. Con la desaparición de Slender, la triple intriga Slender, Caius y Fenton, enamorado de Nanette, se reduce a sencillas proporciones, y también falta el interés de los extraños por las diversas combinaciones matrimoniales de la familia Ford. La segunda parte del segundo acto es la que, comparada con las Alegres comadres, ofrece más numerosas señales de la intervención de Boito en la reducción por él realizadas. Las dos visitas de Falstaff a Alice, terminadas, la una con el episodio de la canasta, la otra con el disfraz femenino, quedaron reducidas a una sola. Entre los personajes, el más sintetizado es Ford; aunque hayan sido imitadas y conservadas muchas de las expresiones de Shakespeare, lo cierto es que el desarrollo psicológico del personaje ha sido condensado todo en el «monólogo» del segundo acto. Muchas frases del protagonista están sacadas de las dos partes de Enrique VI La obra debe considerarse sobresaliente en la abundante actividad de Verdi por el chispear de su vivida fantasía, por la notable riqueza musical, que, esparcida por toda la obra, en todos sus episodios, convierte en preciosos y embellecidos hasta los menos necesarios para el tejido dramático; por la abundante jocundidad y la aristocrática elegancia, la espontánea expresión artística, siempre incisiva, precisa; por la identificación del sentimiento con la forma, en virtud de la cual imagen verbal y melodía y frase y armonía y gesto contienen una unidad absoluta.
He aquí una muestra de la melodicidad estrófica (Acto III, 2). De este modo, el lenguaje verbal-musical, melodizado o recitado, vocal o instrumental, avanza rápido, desenvuelto, eficaz a través de los sonidos como durante los silencios, tanto en la rítmica como en la dinámica; la expresión verbal alcanza, pues, la cima de la Verdad artística, última etapa de la ascensión laboriosa en la investigación y en la experiencia; los desenvolvimientos formales, todavía numerosos en Otelo (v.) son abolidos (salvo en pocos casos, entre los cuales los fragmentos corales) y substituidos por la interesante variedad de invenciones; la instrumentación es airosa, fina, casi aérea; medios de expresión éstos que subrayan por modo milagroso la trama dramática y psicológica de la comedia. Una muestra de la refinada y cómicamente expresiva orquestación (cuando Falstaff corteja a Alice) es éste. Debe observarse, además, que las aventuras cómicas no atenúan la acostumbrada intensidad verdiana en sentir y expresar, que fue peculiar fuerza de la ópera de Verdi. Bajo la apariencia cómica indagó en el corazón de Falstaff cuáles eran sus aspiraciones y cuáles sus sufrimientos, las sinceridades y las falsedades, y a decir verdad, lo conoció bajo y vulgar en sus apetitos, con tendencias a la bonachonería en la satisfacción de sus deseos. Después le consideró en su realidad, le siguió en su aventura y distinguió los contrastes entre su voluntad y los resultados obtenidos, entre el dicho y el hecho; y le desenmascaró por medio de la comedia.
Un aspecto psicológico (monólogo después de la burla de la cesta) es este pasaje. Es evidente que en el siglo XVIII Falstaff hubiera sido mirado como personaje heroico-cómico. Del drama floreció, pues, la comedia y tanto se estremece bajo esta apariencia y de tal modo se muestra áspera y violenta, que la máscara cómica llega a parecer que va a ser sustituida por la trágica; de la manera que las expresiones «dolorosas» (para indicar la antítesis psicológica del «placer») parecen prevalecer en la representación de su carácter.
A. Della Corte
Falstaff es la ópera de la elegancia que es tal vez la máscara más difícil del sufrimiento. (M. Bontempelli)
* Otras composiciones musicales notables sobre el argumento son la obertura Die lustigen Weiber von Windsor de Arthur
Seymour Sullivan (1842-1900), el estudio sinfónico Falstaff, op. 18 de Edward Elgar (n. en 1857) y la ópera en cuatro actos Sir John in Love de Ralph Vanghan Williams (n. 1872) representada en 1929-30.