[La Voz]. Revista política y literaria publicada en Florencia de 1908 a 1916, dirigida por Giuseppe Prezzolini (n. 1882) y durante breve tiempo por Giovanni Papini (1881-1956). De 1913 a 1914 se publicó paralelamente una «Voce» literaria que de 1914 a 1916 estuvo orientada por Giuseppe De Robertis (1888-1963), mientras que de 1914 a 1915 la exclusivamente política estuvo siempre dirigida por Prezzolini.
Es una de las revistas italianas más significativas de ese período por la complejidad de sus temas polémicos y culturales. Fundamentalmente está inspirada en sus comienzos en el programa cultural de Prezzolini: formar el público en la «comprensión de las ideas que circulan y circulaban en la media docena de revistas publicadas durante los últimos tiempos; mostrar la fecundidad de tales ideas con respecto a las cuestiones prácticas y la conveniencia de resolverlas; poner en contacto las diversas experiencias e instrucciones de vida y, en fin, ejercer una inspección sobre las publicaciones históricas, críticas y filosóficas, sobre las traducciones y las revistas que tienen finalidad científica y divulgadora en amplio sentido». Este programa tiene por precedente inmediato las discusiones del «Leonardo» y la coparticipación de Papini en las nuevas luchas y diatribas; pero se acentúa en la revista, por parte de Prezzolini, aquel sentido total pero interior de renovación, el cual, más que hacia el arte o la filosofía, se inclina hacia las cuestiones sociales y técnicas, los problemas de la agricultura y de la ciencia, la manera de tratar la política, etc.
Este moralismo inspirado por un deseo de perfección, de una «voz» misteriosa que incita a cortar los puentes con el pasado (alusión a un cuento de Prezzolini publicado años antes en el «Leonardo»), explica cómo en aquella revista se intenta templar en una única exigencia las diversas posiciones morales de los colaboradores, desde el rigorismo de Jahier al esteticismo problemático de Boine, del irredentismo de Slataper a las investigaciones de Vannicola, de los problemas sociales de Salvemini y de Amendola a las aclaraciones musicales de Bastianelli y de Pizzetti. Un sentido muy nuevo de la vida literaria se inspira en las necesidades históricas, y es, en sustancia, presentimiento del próximo estallido del conflicto europeo; se habla sobre todo de cultura, de nación, de porvenir. En medio de una exaltación que a veces parece infecunda (como si se tratase únicamente de un juego polémico, dadas las relaciones que todavía mantenían muchos de sus escritores con otras revistas de vanguardia ya existentes, o nuevas como Lacerba, v.), La Voce concedía amplia discusión a problemas particulares; la divulgación de la revista y la simpatía que suscitó aun en espíritus constructivos y sistemáticos, como Croce y Gentile, que colaboraron en ella (en las páginas de La Voce se inició la divergencia entre sus filosofías), hicieron pensar en un movimiento espiritual sólidamente basado sobre las necesidades de todo el pueblo y no sólo sobre un grupo de «intelectuales».
C. Cordié