La Vida Errante, Guy de Maupassant

[La vie errante]. Libro de Guy de Maupassant (1850-1893), publicado en 1890; lo mismo que Sobre el agua (v.), recoge memorias de viajes por el Mediterráneo, casi todos realizados por el autor a bordo de su pequeño velero. Estas páginas, de valor bastante desigual, resul­tan en su conjunto algo inferiores a las obras narrativas del mismo autor; se com­prende por ellas cuán necesario era a Mau­passant el esfuerzo hacia la impersonalidad que él había aprendido de su maestro Flaubert, y su rigurosa adherencia a un tema bien madurado.

Aquí, en cambio, demasiado a menudo el autor se abandona a un fati­goso fantasear, desarrollando pensamientos no siempre originales. Narra primero cómo ha huido de París molestado por la inevita­ble vulgaridad de la Exposición Universal de 1889, el placer de su partida, el antiguo y siempre nuevo encanto de la navegación marina y las delicias de la calma nocturna en alta mar, en San Remo. Sigue después una descripción, rápida y minuciosa al mis­mo tiempo, de las escalas en las ciudades italianas; pintorescas y vivas y a veces bellísimas las notaciones del paisaje (la costa ligur, el Arno) y ciertas fugaces mi­radas a la vida de los puertos y de las ciu­dades. Pero el escritor siente el deber de hablar también de monumentos, galerías, estatuas y palacios, mezclando obligados miramientos, improvisados entusiasmos y salidas de desenvoltura despreocupada, en un conjunto que no pasa demasiado de la mediocridad.

El tono se eleva netamente en la relación que hace del viaje a Sicilia, y prosigue con más amplio respiro y con notaciones más sinceras y penetrantes por toda la costa de África; aunque también aquí le perjudique la comparación con las epigramáticas e incisivas notas de viaje de Flaubert, muy parecidas y mucho más po­tentes. El verdadero Maupassant reapare­ce indefectiblemente cuando habla de muje­res, ya sean vivas y reales, o pintadas y es­culpidas. Este libro de viajes fue comple­tado en las ediciones póstumas con tres capí­tulos: «Venecia» (brevísima impresión), «Is­chia» (matizada descripción que pronto se agota en una fiel relación periodística del desastre de Casamicciola) y «Pêcheuses et Guerrières», una reseña de muchas ciuda­des francesas, notas pintorescas por su as­pecto y sus recuerdos históricos, Dieppe, Saint-Malo, La Rochelle, Antibes… [Tra­ducción española de Olegario Slipembak (Madrid, 1930)].

M. Bonfantini