[L’ira de Apollo]. Canción de Alessandro Manzoni (1785- 1873), escrita con ocasión de la publicación de la Carta semiseria de Crisóstomo (v.), de Berchet (1816). El carácter de la canción es garbosamente juguetón, y se propone reproducir en los términos de la ficción mitológica, el eco de los clamores suscitados por la Carta semiseria en el campo de los clasicistas. El poeta imagina que Apolo, indignado por aquel atentado inaudito contra la poesía, que es también un insulto a su cualidad de dios protector y símbolo de la poesía clásica, desciende, como una vez lo hizo en perjuicio de los griegos, airado, del Olimpo, sobre una montaña lombarda, el Baradello, y tendido el arco comienza a hacer estragos en el campo de los narradores románticos. Temeroso de que toda la ciudad quede envuelta en aquella ruina, el poeta dirige al «Sumo Tonante, ojivendado arquero», un largo y lisonjero discurso entretejido de bellas reminiscencias mitológicas, y consigue así aplacar al enojado dios. «Está bien», dice Apolo, pero como castigo al «impío innovador», «le quito la ebúrnea lira y el plectro dorado» «lira eburna gli tolgo plettro aurato». ¡Santo cielo, grita el poeta! ¿cómo se las compondrá sin esas cosas? «Como pueda», responde Apolo. El garboso y fino humorismo manzoniano, que se ejercita aquí también en el uso de la fraseología clasicista, va dirigido en la canción tanto contra la intemperancia de los románticos como contra los altos y ya vacíos clamores de indignación de los paladines de la escuela clásica. En este sentido, la canción se anticipa a la posición asumida por Manzoni en su Carta sobre el romanticismo.
D. Mattalia