[L’enfance du Christ]. Oratorio de Héctor Berlioz (1803- 1869), estrenado en París en 1864. Obra singular en la que, atraído por el asunto, Berlioz simplificó de tal manera su música, por lo común redundante, que en sus memorias hubo de defenderse de la tendenciosa admiración de quienes aseguraban que en la Infancia de Cristo había cambiado totalmente de estilo. «Nada hay más infundado que esta opinión. El asunto requiere de por sí una música ingenua y dulce… Hubiera escrito la Infancia de Cristo de la misma manera hace veinte años». El oratorio, con texto bastante notable del propio Berlioz, se divide en tres partes, a la manera de un tríptico primitivo. «El sueño de Herodes», la primera, es la que más se acerca a la manera tradicional del autor. Describe con abundancia de efectos orquestales las pesadillas que inducen al soberano a ordenar la matanza de los inocentes. Por un contraste típicamente romántico, la última escena de esta primera parte concluye en el «Pesebre de Belén»: un coro invisible de ángeles, ordena huir a la Sagrada Familia. La segunda parte, «La huida a Egipto», es un singular logro musical de pureza y sencillez arcaicas. Comienza con una obertura en estilo fugado que recuerda los aires eclesiásticos; sigue el «Adiós de los pastores a la Sagrada Familia», que ya en 1850 había presentado Berlioz, con divertida mistificación, como extraído de un «misterio» del siglo XVII; y por último el «Reposo de la Sagrada Familia», delicioso cuadro pastoril con suaves tonos de pastel, donde la orquesta y la voz del recitador se combinan con pureza de línea. La última parte del oratorio es la «Llegada a Sais», con los afanes de María y José que buscan en vano albergue, y, finalmente, la benigna acogida por parte de los pobres ismaelitas. Termina la obra un «coro místico», sencillísimo y sugestivo.
M. Mila