La Historia de Pendennis, William Makepeace Thackeray

[The History of Pendennis]. Novela de William Makepeace Thackeray (1811-1863), publi­cada en fascículos mensuales de noviembre de 1848 a diciembre de 1850, y en volumen en 1849-50. El autor narra las aventuras amorosas de Arturo Pendennis (v.), a quien sigue desde que sale del colegio, a los dieciséis años, hasta su boda.

Arturo se enamora primero de una artista diez años mayor que él: Emilia Costigan, en el arte Miss Fotheringay, con la que se promete; pero su tío, el mayor Pendennis, consigue deshacer el noviazgo, pese a la desespera­ción del joven enamorado. En Oxbridge (transparente designación de Oxford), don­de se dirige para estudiar en el colegio Boniface, Pendennis se entrega al juego, derrocha el dinero y se mete en los más terribles líos, de los cuales le ayuda a salir su amiga de la infancia, Laura Bell. Se enamora, más tarde, de una vecina, Blanca Amory, una muchacha bonita pero muy egoísta.. Es hija del primer matrimonio de lady Clevering, pero su padre, un presi­diario escapado de la cárcel, vive en reali­dad todavía y, oculto bajo el nombre de coronel Altamont, explota al segundo ma­rido de su mujer, sir Francisco Clavering. Arturo se encuentra, mientras tanto, en­vuelto en una penosa intriga con una muchacha del pueblo, Fanny Bolton, pero, al fin, después de haber estado a punto de casarse con Blanca Amory y tras una grave enfermedad, durante la cual se ve rodeado de los cuidados de sus angélicos custodios, el amigo Warrington, su madre y Laura, se casa con ésta, cuyo amor generoso no ha­bía sabido comprender.

La ausencia de lo heroico, característica del arte de Thacke­ray, se advierte especialmente en esta no­vela, escrita inmediatamente después de La feria de las vanidades (v.), que había atraí­do hacia el autor el interés del público. La historia de Pendennis, sin alcanzar el vigor artístico de aquella obra, acusa más fuerte­mente las tendencias sobresalientes del arte de Thackeray. Como explica él mismo en el prólogo, su intención fue describir a un joven de su época, tal cual era en realidad: oponiéndose a la tendencia, siempre viva en los hombres y más aún en sus contem­poráneos, de engañarse a sí mismos, ce­rrando los ojos para no ver el mal en lugar de afrontarlo y combatirlo. El protagonista de esta novela, débil, egoísta, falso, no tiene nada que pueda cautivar la simpatía del lector. En sus defectos no hay nada he­roico que lo eleve, como a la heroína de La feria de las vanidades, de la mediocri­dad. Pero, en conjunto, la obra tiene un tono menos áspero que aquélla. Se transparenta de tarde en tarde un sentimenta­lismo contenido, el sufrimiento por la me­diocridad humana, la sed de bondad que se hallan en la base del realismo de este escritor. La novela, una de las más fuertes y personales, tiene en conjunto el defecto, común a casi toda la obra narrativa de Thackeray, de la falta de cohesión. El epi­sodio de los Amory y de los Clavering es un ejemplo de las largas digresiones que a menudo alejan al autor del hilo princi­pal del relato, pero que le permiten, al mismo tiempo, crear una cantidad de figu­ras inolvidables, trazadas con arte seguro y con genuina sustancia humana.

S. Rosati

Podemos medir en cierta forma el genio de Thackeray por el hecho de que, pese a la maravillosa riqueza de personajes, de humorismo y de viva verdad, Pendennis no ha sido ni será nunca clasificada como una de sus obras maestras. (Swinburne)

Dickens utiliza el realismo para hacemos creíble lo increíble. Thackeray, en cambio, para damos a conocer a un viejo amigo. Si nuestro encuentro con el viejo amigo nos satisface o no, es otro problema; creo que estaríamos más contentos de ver a Miss Trotwood y de encontrar, como David Copperfield, una nueva amiga, un nuevo mundo. (Chesterton)

La imaginación creadora de Thackeray resalta en el orden moral que impone a la experiencia, pero se evidencia también en su modo de presentar la historia. (D. Cecil)