[The Well of the Saints]. Especie de parábola en tres actos del escritor irlandés John Millington Synge (1871-1909). He aquí el tema, a rasgos generales: Martin Doul es un anciano que mendiga su pan en compañía de su esposa María por las calles de cualquier condado de Irlanda. Ambos son feos como el pecado. Pero como quiera que los dos son ciegos, cada uno imagina al otro de modo muy distinto del que es en realidad. Martín cree que su compañera es la más bella mujer del mundo, y ella, por su parte, piensa en su compañero prestándole la arrogancia toda de un verdadero Romeo. Sucede que un día un hombre santo les hace recobrar la vista mediante el agua de una fuente milagrosa. ¡ Qué horror! A partir de este instante pueden verse tal como son en la espantosa realidad. Es tan grande su decepción que durante varios días no dejan de reñir, hasta que se separan sin esperanza de volver a encontrarse. Ahora Martín Doul trabaja en vez de pedir limosna, pero su sueldo es irrisorio. Recuerda con tristeza el tiempo pasado y un buen día se da cuenta de que su curación no ha sido sino un engaño.
Habiendo de nuevo quedado ciego, tiene la gran suerte de volver a encontrar a su esposa María, ciega de nuevo también. Así, pues, incluso en esto se da la reconciliación, pues ellos prefieren mil veces «escuchar juntos el rumor de la brisa, que contemplar siempre, separados uno del otro, este bajo mundo desagradable». Poco a poco intentarán renovar el sortilegio de antaño. Como puede verse, esta obra reúne a la vez la sátira, el cuento y la alegoría. Es imposible sustraerse a la interrogación de su verdadero significado. Ciertamente parece que tiene varios. Su misma ambigüedad es una garantía de riqueza. Sin embargo, un tema principal se impone y atrae nuestra atención: la felicidad de ser ciego. El tema es tratado por Synge de la manera gastada y dolorosa que es habitual en él. Parece que quiera eludir hasta la noción del tiempo. Su ficción está enraizada en la tierra y el diálogo ofrece muy a menudo una admirable naturalidad.. Para concluir citaremos a Maurice Bourgeois, su traductor a la lengua francesa: «En esencia, esta obra es una especie de acto de fe, cuyos términos afirman la supremacía del mundo mental sobre el otro. Nos muestra al desnudo la profunda tendencia del temperamento irlandés a dar paso en todas las cuestiones a las solas facultades de la imaginación».