[The Black Arrow], Novela histórica de Robert Louis Stevenson (1850-1894), publicada en 1886. La novela se desarrolla en el tiempo de la guerra de las Dos Rosas, que dividió a Inglaterra en dos bandos: los York y los Lancaster. Es una historia azarosa, de gusto romántico, que hace pensar — aparte de la limpidez estilística de Stevenson y del inconfundible sello de su prosa — en las novelas de Walter Scott.
El protagonista es Dick Shelton, criado por Sir Daniel Brackley, pequeño señor rural, violento, codicioso y dispuesto siempre a pasar de un bando a otro según el interés del momento. Sir Daniel ha despojado y oprimido a muchos, y algunos de sus enemigos, arrojados de sus casas, se han refugiado en los bosques, guiados por un adversario suyo, deseoso de tomar venganza; su contraseña son las flechas negras, que alcanzan siempre el blanco. El joven Dick Shelton, implicado en las vicisitudes de la guerra, socorre en el bosque a otro muchacho, que ha huido por las violencias de Sir Daniel, y, juntos, sorprenden, sin ser vistos, una reunión de los bandidos de la Flecha Negra en el bosque: escena que hace pensar en las hazañas de Robin Hood (v.). Más tarde, Dick, conducido junto con su compañero al castillo de Sir Daniel, descubre dos cosas: que su padre ha sido asesinado por Sir Daniel, o por uno de sus sicarios, y que el muchacho con el que ha compartido las aventuras en el bosque es una muchacha disfrazada, Juana Sedley. Los dos se dan palabra de matrimonio. Dick huye y se pasa al bando contrario a Sir Daniel, y se convierte en un aliado de la Flecha Negra.
Las sucesivas partes de la novela se desarrollan en los alrededores de Shoreby, donde se libra la batalla que ve triunfar al bando de los York y subir la estrella del duque de Gloucester, más tarde Ricardo III. Dick Shelton es armado caballero por el duque, en el campo de batalla, y al final del libro consigue liberar a Juana Sedley, con quien se casa. Muerto Sir Daniel, que cae traspasado por una flecha negra, las venganzas de esta banda legendaria y pintoresca acaban. En la Flecha Negra no hay verdaderos caracteres, sino únicamente figuras pintorescas, de una sola dimensión. Es, sobre todo, un libro para muchachos, y con esta finalidad se han hecho de él muchas reducciones. Stevenson amaba la historia de Inglaterra y quiso dibujar aquí algunos episodios de la guerra de las Dos Rosas. Su habitual habilidad narrativa, más que en el carácter de los personajes, que parecen algo sumarios, se pone de relieve en el argumento, rico, como siempre, de movimiento y golpes teatrales y conducido con ritmo vibrante de «crescendo», a lo Rossini, hasta su fin, indefectible y convencional: bodas del héroe con la heroína, y muerte del malo. Aunque el valor artístico de la obra es inferior a la del sombrío Señor de Ballantrae (v.) y de la Isla del Tesoro (v.), permanece, sin embargo, su popularidad. [Trad. de Ramón D. Perés (Barcelona, 1925)].
P. G. Conti