[La fausse maltresse]. Narración de Honoré de Balzac (1799-1850), publicada en 1842. El joven polaco Adam Mitgislas Laginski, de antigua y nobilísima familia, ha logrado escapar a la proscripción de 1832, y en París se abandona a todas las seducciones de una vida elegante y mundana. Adam tiene un amigo, compañero de guerra y de destierro, al que ha salvado por dos veces la vida: un gentilhombre pobre, perteneciente a la famosa estirpe de los Paç (presuntos descendientes de los Pazzi florentinos), el cual le demuestra una gran devoción, se convierte en su administrador y encuentra mil expedientes ingeniosos para permitir al pródigo y despreocupado joven llevar una gran vida sin mermar demasiado su fortuna. Cuando Adam se casa con la bellísima Clementina du Rouvre, ésta, intrigada por la misteriosa figura de Paç, se interesa por él, y, por innata coquetería, quiere convertirlo en su adorador. Pero en realidad, el pobre Pac ya la amaba desde el momento en que la vio entrar en casa de Adam, pero había sofocado su pasión para no traicionar a su amigo.
Ahora, la situación se agrava, porque la imprudente Clementina corre el riesgo de quedar presa en su propio juego, porque sus insistencias han avivado el amor de Paç. Éste, para engañar a Clementina y defender su secreto, toma una «falsa amante», haciendo ostentación de unas fingidas relaciones con una célebre amazona de un circo ecuestre llamada Málaga, con lo que provoca las afectuosas reprensiones del ignorante Adam y el desdén de la mujer amada: hasta que, no pudiendo resistir más, confiesa la verdad y desaparece. La extravagante fábula, con sus episodios de tipo netamente folletinesco, es un interesantísimo testimonio del truculento Romanticismo que, de un modo más o menos latente, circula por toda la obra de Balzac: rigurosamente ceñido y objetivado en un plano realista en las obras maestras, pronto a resurgir con toda su fantástica arbitrariedad en los escritos menores, como éste, en el que, sin embargo, Balzac encuentra modo de dejar aquí y allá testimonios de su genio.
M. Bonfantini