Sátira literaria en prosa de Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), publicada en 1789. Pertenece a las sátiras de tipo fantástico que tienen su más típico exponente en el italiano Avisos del Parnaso (v.) de Boccalini, pero el modelo más cercano al autor pudo muy bien ser la República literaria (v.) de Saavedra Fajardo o las Exequias de la lengua castellana (v.) de Forner. Los pedantes y los poetastros intentan arrojar del palacio de las Musas a los buenos poetas. Durante la refriega son heridos, entre estos últimos, Cervantes y Quevedo. Pero Apolo y Mercurio corren a apaciguar el tumulto, y Mercurio apresa a un poetastro y lo mete en la cárcel. Allí éste pasa su tiempo componiendo sonetos con estrambote y otras bagatelas. Apolo le manda traer a su presencia y al oír aquellos versos infames le condena al Tártaro. Otro poetastro es invitado a exponer sus razones, y es tanta su ignorancia (« ¿Qué es la poética? El arte de componer estrofas. ¿Qué son las estrofas? Conjunto de líneas desiguales llamadas versos, etc.») que Luzán, autor de la Poética (v.), interviene para defender los conceptos del arte incitando la ira de los poetastros, quienes armados de malos libros se arrojan contra los buenos poetas.
Éstos, bajo el mando de Garcilaso de la Vega y ayudados por Apolo y Mercurio, alcanzan la victoria. Los pedantes y los poetastros derrotados son encerrados en el manicomio; solamente entre unos cuantos, las Musas distribuyen caritativamente algún dinerillo antes de ser enviados de nuevo a sus respectivas casas. Esta última pincelada cómica, que anuncia el gesto de don Pedro en la moratiniana Comedia Nueva (v.), sirve para unir entre sí las dos sátiras literarias del gran comediógrafo. La derrota de los pedantes, escrita en estilo brioso, se dirige especialmente contra las últimas delicuescencias «culteranas» y, en general, contra los poetas de erudición vacía y postiza y los versificadores de temas académicos o de académicas discusiones y entronizaciones. Esta obra forma época en la historia de la literatura española y constituye, mucho mejor que la Poética de Luzán, el manifiesto del neoclasicismo español, movimiento destinado a salvaguardar la dignidad de las letras en el período que antecede a la renovación romántica y a inmunizar contra los excesos al Romanticismo en los países de habla española.
A. R. Ferrarin