La Defensa de Dante, Gasparo Gozzi

[La difesa di Dante]. Con este título se acostumbra designar el Juicio de los antiguos poetas sobre la moderna censura de Dante [Giudizio degli antichi poeti sopra la moderna censura di Dante], que Gasparo Gozzi (1713- 1786) compuso en los últimos meses de 1757 para rebatir las censuras dirigidas con­tra Dante por Bettinelli en las Cartas virgilianas (v.) y que apareció contemporánea­mente a la obra crítica. Gozzi, recogiendo la ficción de Bettinelli, simula que el polí­grafo del siglo XVI, Antón Francesco Doni, envía al impresor Zatta (famoso editor ve­neciano, que por entonces estaba prepa­rando una edición de Dante y por encargo del cual escribía Gozzi), junto con cuatro cartas, diálogos y discursos que poetas y doctos antiguos habían mantenido en el Elíseo refiriéndose a aquellas cartas pseudo-virgilianas que les habían sorprendido e indignado. ¿Pudo escribir Virgilio tales co­sas? ¿Cabe juzgar y condenar a Dante con ligereza?

Gozzi muestra gran tino al poner de manifiesto la imprudencia de los juicios de Bettinelli y al mostrar que las preten­didas incoherencias y monstruosidades no aparecen como tales si se considera la obra de Dante en su conjunto, en el tiempo en que él escribió y el fin que se proponía; de este modo va desbrozando el camino de la crítica dantesca, y si no consigue demos­trar propiamente que sean poéticos los pa­sajes censurados como carentes de belleza por Bettinelli, prepara al lector para com­prender el significado remontándole al ori­gen, a la historia del poeta y de su tiempo. Mayores ambiciones demuestra con el dis­curso de Trifone Gabriello «sobre el espí­ritu y el ingenio de Dante», en el que intenta perfilar apoyándose en oportunas ci­tas, la individualidad del poeta, y en el «Orfeo, fábula de Aristófanes sobre el buen gusto de Dante», que pretende ser una exal­tación de Dante como poeta por excelen­cia y de la misión del poeta y que termina por caer en el énfasis y en el lugar común. Exceptuando, tal vez, estas últimas páginas, la Defensa de Dante es, no obstante, una obra bella y sentida, y si no se distingue por la novedad de los conceptos críticos, es un precioso testimonio de la devoción de Gozzi a sus clásicos, que no se resignaba él a verlos tratados con la irreverencia tan extendida en su tiempo, y de su amor ha­cia las tradiciones literarias y lingüísticas  de la nación italiana, que le parecían com­prometidas por el programa proclamado por tantos sectores: «hechos y no palabras». Estos sentimientos dan calor y unidad al es­crito; y asimismo, literariamente, la De­fensa de Dante puede ser considerada, por la vivacidad y fragancia de la redacción, como la obra principal de Gasparo Gozzi.

M. Fubini