Opúsculo que tiende a demostrar cómo la democracia ateniense, acusada de inconsecuencia, es en realidad perfectamente fiel a su principio: es éste precisamente lo que, a juicio del autor, es condenable, porque en un gobierno democrático se confían a los pobres y malvados los cargos más importantes. Esta demostración es llevada con habilidad, demostrando en el autor una notable agudeza política. En la tradición manuscrita esta obrita nos ha llegado en unión con los escritos de Jenofonte, cuya Constitución de Esparta (v.) es análoga a ésta por su título y contenido; pero los críticos están de acuerdo en negar a Jenofonte la paternidad de la Constitución de Atenas por una serie de razones concomitantes, de las cuales la más importante es que de algunos pasajes de la obra misma se deduce que fue escrita en el momento del máximo florecimiento ateniense, probablemente al principio de la guerra del Peloponeso, cuando Jenofonte era poco más que un niño. Por lo demás, resulta imposible, con la documentación actual, la atribución de esta obrita, a pesar de haberse propuesto muchos nombres, desde el de Critias al de Tucídides; está escrita en una forma ática llena de agilidad y es probablemente el más antiguo documento de prosa ática que ha llegado hasta nosotros.
C. Schick