[The servile state]. Es la obra más importante dentro de la vasta producción del escritor Hilaire Belloc (1870-1953), crítico, historiador, economista, poeta y novelista. En este libro pretende demostrar cómo la sociedad moderna tiende a conseguir el equilibrio reduciendo a una condición de trabajo forzado, y por tanto de esclavitud, a una parte de la humanidad, la que tiene el nombre de proletariado. Por trabajo forzado entiende Belloc un trabajo no convenido libremente, y que determina en quien lo presta (el trabajador) una condición humana bien definida y caracterizada frente a aquélla de quien se lo ofrece o se lo impone, esto es, el capitalista. Por lo demás la futura condición esclava parece extraña y monstruosa al autor, por ser un retorno a formas antiguas e inexorables; en efecto, si consideramos la historia económica del mundo, que apenas cuenta dos milenios, veremos que todas las sociedades humanas se apoyan sobre la institución de la esclavitud, y de aquí se ha llegado a creer esta institución como irremediablemente conexa con el instinto social del hombre.
Los síntomas de esta fatal progresión en el camino de la esclavitud serían cada vez más patentes: la creación de los centros urbanos anejos a las fábricas, la reglamentación del trabajo, el contrato colectivo, la exoneración del trabajador de toda responsabilidad relativa al proceso de producción, y de aquí la formación gradual de dos categorías humanas con deberes y capacidad diferentes. Ante la perspectiva de la vuelta fatal a la economía esclavista, Belloc anhela y añora como única condición de libertad económica la de la alta Edad Media, que se desarrolló bajo la protección de la Iglesia Católica en virtud de la libre asociación de oficio. Refutar un libro como éste, que tuvo gran éxito y se difundió por todo el mundo, no es difícil, sobre todo, por su cándida y romántica evocación de la Edad Media como una edad de oro. A pesar de ello debe ser leído por todo aquel que se interese por los fenómenos económicos, por la seriedad del intento, la amplia visión histórica y por la originalidad y agudeza de los argumentos, algunos de los cuales están totalmente superados, vistos a la luz de las vicisitudes económicas desde el año de su publicación (1912) hasta nuestros días.
M. L. Astaldi