[Northanger Abbey], Novela de la escritora inglesa Jane Austen (1775-1817), publicada postuma en 1818. Desde 1798, la Austen tenía hecho el esbozo que, titulado primero Susan, no fue vendido hasta 1803 a un editor de Londres, que no lo publicó; en 1816 la autora lo volvió a comprar y no apareció hasta después de su muerte. Así pues, aunque publicada entre las últimas, se trata de una de sus primeras novelas y conserva un tono juvenil y algo de farsa que lo distingue de las otras. Catherine Morland, hija de un acaudalado pastor, se enamora del joven Henry Tilney; el padre de éste, el general Tilney, la invita a pasar una temporada en su casa, la Abadía de Northanger, una antigua mansión medieval. Allí, Catherine, que tiene la imaginación exaltada por la lectura de novelas tenebrosas, cree descubrir misteriosos manuscritos y un crimen atroz del que habría sido autor el mismo general. Afortunadamente Henry descubre aquellas fantasías y hace volver a la muchacha a la realidad más sencilla y normal. Entre tanto el noviazgo entre James, hermano de Catherine, e Isabella Thorpe, muchacha fatua y vulgar, sigue adelante; y el hermano de ésta última denigra ásperamente a la familia Morland cerca del general Tilney.
Atraído por las supuestas riquezas de los Morland, el general había recibido bien a Catherine, procurando por todos los medios combinar el matrimonio con su hijo; mas en aquel momento, creyendo las calumnias del joven Thorpe, arroja sin más a la muchacha de la casa. Henry se dispone, para reparar la injuria hecha por el padre, a pedir la mano de Catherine; finalmente se aclara la situación de la familia Morland y se obtiene también el consentimiento del general. La abadía de Northanger se escribió para poner en ridículo la exaltación de los lectores apasionados de las «novelas negras» o «novelas terroríficas», difundidas especialmente por Ann Radcliffe y por sus numerosos imitadores. El sano equilibrio, el sentido común y la serenidad propias de la escritora, la llevan a crear, en contraste con las heroínas románticas de aquella literatura, la figura de Catherine, muchacha sencilla, modesta, de naturaleza sana y recta. Esta clara posición contra algunos aspectos del romanticismo, corresponde a las primeras obras de la Austen; con el tiempo su actitud se volvió menos rígida, aun quedando siempre, entre las principales características de su arte, la tendencia a inspirarse en la vida común de cada día. [Traducción española de I. Oyarzábal (Madrid, 1921) y de M. J. Masoliver (Barcelona, 1945)].
S. Rosati