Novela autobiográfica del americano Jack London (John Griffith, 1876-1916), publicada en 1913. El autor narra en ella la historia de sus relaciones con John Barleycorn (Juan Grano- de-cebada), sobrenombre con el que los ingleses personifican las bebidas alcohólicas, especialmente el «whisky». Explica cómo bebió por primera vez, no por deseo o por gusto — ya que por el contrario, el alcohol le repugnaba — sino primero por curiosidad o por miedo, luego por espíritu de sociabilidad, porque le gustaba el ambiente de la taberna, porque «siempre que la vida late con un ritmo algo intenso los hombres beben», y porque «novela y aventura parecían ir siempre del brazo con John Barleycorn».
Son muchas las malas pasadas que el «whisky» le juega: una vez, después de tres días de embriaguez intenta suicidarse ahogándose, y sólo le salva su excepcional vigor físico; en otra se ve mezclado en una reyerta y por poco pierde la vida. Pero el verdadero deseo del alcohol no lo siente hasta más tarde, cuando después de una indigestión de trabajo material,, decide explotar su cerebro y se pone a escribir; deseo del cual no consigue librarse ni siquiera embarcándose para un largo viaje, ni retirándose luego a vivir en la paz de su hacienda : son demasiados los años que ha permanecido en contacto con John Barleycorn para poder prescindir de él; antes bebía para aturdirse, ahora bebe para sentirse mejor, pero en un momento dado, en vez de la típica energía ficticia, el alcohol le da «la lógica inexorable, diamantina, mensajera de la verdad, más allá de lo verdadero», la antítesis de la vida, impregnada de cósmica tristeza. Un milagro lo salva del suicidio, lógico resultado de tal estado de ánimo; y acaba sosteniendo que, entre cien mil hombres no se encontraría uno que fuera alcohólico nato, y que la costumbre de beber no es una necesidad física sino una costumbre del cerebro, puramente intelectual; tal vez vendrá una época en que los hombres relegarán al pasado, junto con las cremaciones de brujas, las intolerancias y los fetiches, y no precisamente como la última de estas barbaries, a John Barleycorn.
El libro ocupa un lugar intermedio entre la novela de tesis y la confesión autobiográfica, a través de la cual nos es posible ir siguiendo al autor en las etapas de su vida aventurera, que se hace trágicamente patética por la falta de una verdadera y profunda conciencia moral y artística.
A. P. Marchesini