Iona, Enrico Petrella

Drama lírico en cuatro actos, de Enrico Petrella (1813 – 1877), con libreto de Giuseppe Peruzzini, estrenado en Milán en 1858. La acción se desenvuelve en Pompeya, en el año 79 d. de C. lona ama a Glauco, griego joven y rico, pero el egipcio Arbace, gran sacerdote de Isis, enamorado también de la joven, trama una celada junto con el tabernero Burbo, para quitársela a Glauco. Burbo, al saber que la joven tésala Nidia, esclava de lona, está secretamente enamorada de Glauco, la induce a dar a este último un filtro que ella cree que tiene la virtud de hacerle olvidar a lona y amarla a ella. Pero el filtro produce un efecto muy diferente; Glauco, como fuera de sí, canta el vino y las pasiones en presencia de lona, la cual, escandalizada y desengañada, se deja conducir por Arbaces al templo de Isis a consultar a la diosa, pero una vez allí Arbaces quiere obligarla por fuerza a ser suya; Nidia, que ha asistido a la escena y quiere reparar el mal que ha hecho, llama a Glauco, el cual intenta matar al gran sacerdote. Por este acto sacrílego es conde­nado a ser destrozado por las fieras; pero el pueblo pide y obtiene gracia para él. En tanto, se han advertido ya algunos rumores y sacudidas sísmicas, primeros sín­tomas de la erupción del Vesubio; lona y Glauco corren hacia el mar para ponerse a salvo, mientras Nidia, con su amor sin esperanza, se queda para morir. Esta obra, cuyo libreto se inspira en los últimos días de Pompeya (v.), de Bulwer Lytton, es considerada como la obra maestra de Pe­trella. Pertenece a la tradición melodramática del siglo XIX, netamente italiana: su vena melódica es fácil y espontánea, no desprovista de acentos personales, pero sin llegar a la concreta estilística de un Bellini o de un Donizetti. Cuando se estrenó lona, fue acogida favorablemente por el público, y a continuación fue representada frecuen­temente.

M. Dona