Investigaciones Sobre los Híbridos de las Plantas, Gregor Mendel

[Versuche über Pfianzenhybriden). Memoria de Gregor Mendel (1822-1884), aparecida en los «Vorhand- lungen des Naturforschender Vereins in Brünn» (IV, 1865), publicada de nuevo en 1903 con otros escritos sobre, la hibrida­ción, entre ellos la memoria análoga Sobre algunos híbridos de los Hieracíum obteni­dos con fecundación artificial. [Ueber einige aus künstlicher Befruchtung gewov nene Hieracium Bastarde], aparecida en el volumen VIII, 1869, de las actas de la misma sociedad. Tales escritos ilustran los resul­tados de los experimentos llevados a cabo por el especialista bohemio sobre los fenó­menos de la herencia en los guisantes, y constituyen el punto de partida de la gené­tica moderna. Después de cruzar guisantes puros de simiente verde; con guisantes puros de simiente amarilla y examinar la descen­dencia, Mendel enuncia las dos leyes si­guientes: 1) La primera generación después. del cruce de individuos puros, que difieren entre sí por un solo carácter, está consti­tuida por individuos iguales, que presentan el carácter de uno de los dos padres — en este caso la simiente amarilla —, que se llama carácter dominante (I ley de los ca­racteres dominantes); 2) fecundando una planta de la primera generación de híbridos con otra planta de la misma generación, aparecen en la generación siguiente tres cuartas partes de la descendencia con el carácter dominante, y una cuarta parte con el otro carácter — en este caso la si­miente verde —, que se llama carácter regresivo (II ley de Mendel o ley de la disyunción). Cruzando después guisantes verdes y rugosos con guisantes amarillos de piel lisa, se observó que los dos caracte­res se heredan independientemente el uno del otro (III ley de Mendel o ley de la independencia de los caracteres).

Mendel interpretó estos resultados como debidos a la combinación de partículas elementales, transmisibles de una generación a otra, a las que se atribuye el valor de vehículos de los caracteres hereditarios. Las tres leyes de Mendel estuvieron ignoradas hasta 1900, en cuyo año las descubrieron a la vez tres botánicos: De Vries, Correns y Tschermak. Desde entonces, las tres leyes han sido comprobadas en las más diversas especies ani­males y vegetales, elevándose al valor de leyes generales de la genética. Hoy se ex­ponen de manera un poco distinta a la que Mendel les dio, porque el guisante representa en parte un ejemplo particular, que, en algún punto (por ejemplo, por dominar un carácter sobre otro), no corresponde a un caso por completo general. Sin embargo, la genética no habría nacido sin el descu­brimiento de Mendel. El método con el que verificó sus experimentos fue rigurosísimo, y sirvió de modelo también a las investiga­ciones que — en gran número — se vienen haciendo en este campo.

C. Baseggio