[Inquiry into the Human Mind on the Principies of Common Sense]. Es el primer gran trabajo del filósofo escocés Thomas Reid (1710-1796) publicado en 1764. El fin principal y declarado del libro es la refutación del escepticismo de David Hume. Reid se manifiesta celosamente en defensa de las creencias que constituyen lo que él llama «leyes fundamentales de la creencia», cuyas principales son: «Yo soy hoy la misma persona que ayer», «El mundo material tiene una existencia independiente de la de los seres que lo perciben», «Existen en el universo otros seres inteligentes, además del mío». «La naturaleza continuará siguiendo en el futuro las mismas leyes que siguió en el pasado». Son creencias esenciales de nuestra vida práctica y acompañan implícitamente cada uno de los pasos que damos; por ello, los filósofos que las discuten, como hizo Hume, son castigados con el escepticismo y se ven obligados a construir filosofías que no guardan relación alguna con la vida, ofendiendo el «sentido común». Con esta expresión (ya usada anteriormente por Bufier) comprende Reid el conjunto de nuestras creencias fundamentales, las cuales están basadas, .no en razonamientos y demostraciones, sino sobre intuiciones y convicciones inmediatas, tan evidentes que el buen sentido natural y una especie de irresistible instinto intelectual nos obligan a aceptar sin más.
La idea directriz del libro es describir y clasificar los fenómenos mentales tal como se presentan a quienes examinan atentamente su propia conciencia, aplicando el método experimental inductivo utilizado por Bacon y Newton en la ciencia natural. También Hume, en su Tratado de la Naturaleza humana (v.) había declarado que aplicaba dicho método. Pero, según Reid, en él solamente había sido una intención, puesto que a continuación se había entregado a elucubraciones puramente teóricas. En la Investigación se limita Reid al examen de los cinco sentidos y de los principios de nuestra inteligencia que se hallan en estrecha y necesaria relación con aquéllos, dejando para más adelante el tratar de las facultades superiores del espíritu (asunto que él abordó concretamente en su otra obra: Ensayo sobre las facultades intelectuales (v.). La Investigación, en efecto, se compone de un capítulo introductivo general,, en el que después de haber señalado la importancia de las averiguaciones que se propone hacer y de declarar su propio método, pasa revista a las principales teorías filosóficas sobre la percepción, de Descartes a Hume; de cinco capítulos concernientes respectivamente a los cinco sentidos, dispuestos en orden de perfección (olfato, gusto, oído, tacto y vista); y de un capítulo final de «Reflexiones acerca de las opiniones emitidas por los filósofos sobre el objeto de estas investigaciones». Reid declara que combate sobre todo el idealismo, según el cual «todos los objetos de mi conocimiento son ideas de mi mente». En esta teoría, bosquejada ya por Aristóteles, según Reid, recogida en la filosofía moderna por Descartes, Locke y Berkeley, él advierte la premisa lógica del escepticismo, en general, y el de Hume, en particular.
El libro es una continua afirmación de la existencia de un mundo de cosas independientes de nosotros; y se halla entre el tratado de psicología y el de gnoseología, con frecuentes irrupciones en el campo propio de la metafísica (especialmente en los problemas del yo y del alma humana). La orientación es siempre dogmática: Reid afirma y describe, pero no demuestra nunca. La materia se halla bien distribuida, pero no llega a constituir un sistema de pensamiento homogéneo y riguroso.
A. Dell’Oro