[Astronomiae instauratae progymnasmata] — [De mundi aetherei recentioribus phaenomenis líber secundus] — [Astronomiae instauratae mechanica]. Son las tres principales obras del astrónomo danés Tyge Tycho Brahe (1546-1601), donde expone los resultados de sus observaciones en el famoso observatorio llamado por él Uraniborg, en la isla Hveen, en el estrecho de Sund, con sus cálculos y el sistema que de él toma nombre.
Los resultados obtenidos por él de la observación de nuevas estrellas en 1572 y de los cometas aparecidos en aquellos años, le indujeron a escribir un tratado completo de astronomía. Había de constar de tres volúmenes preliminares dedicados respectivamente a las nuevas estrellas, a los cometas de 1577 y a otros fenómenos, a los que habían de seguir otros volúmenes que contendrían las teorías acerca del Sol, de la Luna y de los planetas; pero la obra no pudo ser terminada. El primer volumen de introducción, comenzado en 1588 y publicado en gran parte después de la muerte de Tycho, no fue completado hasta el año 1602 por Kepler. Como la complicación de los movimientos celestes no permitía a Tycho tratar satisfactoriamente de las estrellas nuevas, tuvo primero que discutir- acerca de la posición de las estrellas fijas, de las precesiones y del movimiento anual del Sol. El segundo volumen (De mundi aetherei, etc.) quedó terminado antes, y varios ejemplares fueron enviados a sus amigos y corresponsales en 1588. El tercero no llegó a ser escrito. El libro Astronomiae instauratae mechanica (Wanbeck, 1598) contiene una descripción detallada de los instrumentos por él ideados y construidos, juntamente con una breve autobiografía y una relación de sus descubrimientos principales.
Tycho no reconoce el sistema de Copérnico, tal vez por dificultades bíblicas, o quizás porque los argumentos de aquel astrónomo eran todavía imperfectos. Así expone una tesis que explica los fenómenos observados dejando la Tierra en el centro del Mundo como en el sistema de Tolomeo, pero haciendo girar en torno a ella el Sol y la Luna, mientras Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno habían de girar en torno al Sol. Este sistema de Tycho conduce poco más o menos a las mismas complicaciones que el de Tolomeo. Con todo, constituye respecto a éste un notable progreso que satisface mejor a los fenómenos observados y hubiera tenido más aceptación de haber sido ideado antes que el de Copérnico, al cual debía su parte mejor. Admitiendo, como hizo Tycho, la inmovilidad de la Tierra, como un artículo de fe, su sistema era el único admisible; pero en el fondo, no era más que una combinación de los sistemas más antiguos: el de los egipcios, el de Tolomeo y el de Copérnico. Superior a los dos primeros, no tenía la notable sencillez del último. Las objeciones más plausibles que Tycho hacía a Copérnico se referían principalmente a la falta de conocimientos acerca de las verdaderas leyes del movimiento descubiertas por Kepler y Newton.
Tycho es el primero en introducir en los cálculos astronómicos el efecto de la refracción debida a la atmósfera terrestre sobre la posición de los astros, ya sospechada por los antiguos. Discute acerca de las teorías de los cometas, a los que se continuaba considerando como simples meteoros. Con gran número de observaciones demuestra que estos cuerpos celestes realizan movimientos regulares que tienen como centro el Sol. Observa con acierto la estrella nueva de 1572, que después de haber cambiado de color, pasando sucesivamente del blanco al amarillo rojizo, desapareció el mes de marzo de 1574. Esta famosa aparición le dio ocasión de rectificar la precesión de los equinoccios, como la daba Tolomeo, y de impugnar a Copérnico acerca de los supuestos movimientos de las estrellas fijas. Sobre una gran esfera celeste, Tycho, según sus observaciones que duraron veinticinco años, dibujó todas las estrellas hasta entonces conocidas, que el autor cataloga en número de 777.
G. Abetti