Introducción a la Metafísica: Teoría del Conocimiento, Piero Martinetti

[Introduzione alia Metafísica: teoria della conoscenza]. Obra historicosistemática de Piero Martinetti (1871-1943), publicada en 1904.

La metafísica es para Martinetti la prose­cución hasta el límite extremo del proceso de unificación y de sistematización de la ex­periencia que se inicia y se realiza en cada una de las ciencias particulares, de cuyos resultados y conclusiones parte y de las cuales, sin embargo, se distingue, no por su método, sino por su universalidad. Lo variable y lo contradictorio de los diver­sos sistemas metafísicos no justifica el es­cepticismo; ello es común a todas las for­maciones espirituales superiores (arte, moral, religión) y hasta a la ciencia, en que las leyes y las teorías explicativas de los datos de la experiencia no son nunca cosa defini­tiva e inmutable, sino que varían y se con­tradicen. Cada sistema metafísico realiza, en relación a los datos en que se funda, la más alta síntesis posible, pero ningún sis­tema es definitivo, porque la experiencia se enriquece continuamente con los nuevos datos. Una metafísica entendida de esta ma­nera presupone una crítica del conocimiento: no en el sentido de un examen formal de’ los procedimientos cognoscitivos del pensa­miento por parte del pensamiento mismo (que, como tal, sería imposible y contra­dictorio), sino como depuración de la ex­periencia de todo elemento metafísico cuya insuficiencia se ha comprobado y como de­terminación de lo que en la realidad inme­diatamente presente puede ser puesto ab­solutamente como naturaleza universal y común en que todo lo demás ha de tener su explicación.

Ahora bien, la experiencia se presenta en su pureza como un «com­plejo consciente» en el cual sólo en abs­tracto podemos distinguir un sujeto y un objeto: considerado en el aspecto de la multiplicidad de los elementos de que está constituida la conciencia, es objeto; en el aspecto de \a unidad que reúne todos estos elementos en una conciencia refleja, es sujeto; pero, en concreto, el sujeto es siem­pre y sólo existente como unidad de ese contenido, por lo que la certidumbre inme­diata del ser de la conciencia (el «cogito») nos atestigua no sólo la verdad empírica del yo, sino también la del mundo, por ser éste la multiplicidad de los elementos, del contenido consciente. Cada elemento de esta multiplicidad que constituye un conte­nido consciente es, a su vez, un estado consciente, una unidad de sujeto y objeto; como tal puede subsistir independientemente de mi conciencia (no de la conciencia en general, porque su ser no se puede pensar de otro modo sino como un ser para la conciencia). El «ser consciente» constituye, en efecto, la forma misma del ser. El conocer se identifica con el ser; éste no es otra cosa sino el pasar de un estado consciente (o «fenómeno») a aquel agregado de esta­dos conscientes que es el yo. La síntesis formal de la multiplicidad de los fenóme­nos se efectúa en dos grados sucesivos: la sensibilidad y la racionalidad; la primera está caracterizada por las formas a priori del espacio y del tiempo, que condicionan el mundo de las representaciones: la segun­da está caracterizada por las categorías de la causalidad y de la unidad lógica, por las cuales, hechos y cosas se organizan en sín­tesis más universales y necesarias.

Ninguna de las síntesis que de este modo se realizan constituye una realidad absoluta: hasta las más excelsas construcciones del pensamiento lógico son construcciones imperfectas de moralidad cuya absoluta unidad trasciende toda conciencia. Ésta es la unidad formal absoluta, principio y fin de toda unificación formal, ley universal y eterna, que existe anteriormente a toda inteligencia y hacia la cual toda inteligencia aspira. Los dos capítulos acerca del conocimiento sensible y racional van precedidos de una exposi­ción historicocrítica de las principales teo­rías relativas a esos dos problemas. La filo­sofía de Martinetti, en la que se reconoce el influjo directo de algunos pensadores como Fechner, Spir, Schupper, ha sido en­tendida y juzgada de varias maneras; algu­nos la definen como kantismo con fuerte acentuación dualista y religiosa; otros como un concepcionalismo o un idealismo tras­cendente; otros niegan que Martinetti haya permanecido fiel a sus premisas idealistas y afirman que resbala en el realismo al ba­sarse en una realidad trascendente.

G. Borsa