Instrucciones, Comodiano

[Instructiones]. Poesías de Comodiano, poeta cris­tiano, tal vez de origen palestinés, y que vivió, al parecer, en el siglo V en la Galia o en África. La colección, que según parece nos ha llegado en la redacción del propio autor, comprende 80 poesías de extensión muy variable (de 6 a 48 versos), acrósticas, de las cuales dos son alfabéticas (esto es, con las letras iniciales del verso dispuestas como las letras del alfabeto), y divididas en dos libros. El primero se dirige a los paganos: Comodiano explica que también él ha nacido pagano y que le convirtió al cris­tianismo la lectura de los libros sagrados. Inicia después una polémica algo áspera, primero, contra las diferentes divinidades, esforzándose por demostrar lo absurdo de los mitos. Sus observaciones son algo super­ficiales; por ejemplo, se pregunta cómo Jú­piter puede tronar, si nació en la tierra y fue alimentado con la leche de una cabra, y quién haría llover , si Saturno lo hubiera devorado. Siguen algunas poesías de conte­nido moral contra la ignorancia de los pa­ganos, contra los ricos, contra los jueces, %y otras contra la obstinación de los hebreos. El primer libro se cierra con algunas exhor­taciones a los cristianos y con la predicción de la venida del Anticristo.

El segundo libro contiene exhortaciones a los cristianos en general, y en particular a los catecúmenos, a los penitentes, a los apóstatas; instruc­ciones y consejos a determinadas clases de personas, como a los sacerdotes, a las muje­res, a los lectores, y se cierra con una poe­sía acerca de la moral cristiana y del fin del mundo. Como apologista, Comodiano no es original: el interés de sus poesías es, sobre todo, histórico y, en algunos momen­tos, artístico, particularmente en el calor de ciertas invectivas y en la emoción de ciertos pasajes (I, 7-8; 34-35, etc.). Sin em­bargo, por lo general, la poesía de las Instrucciones carece de inspiración sincera, sobre todo por estar ligada a las rígidas leyes del acróstico, en uso entonces en las escuelas. Su lengua y su estilo son esencial­mente populares, aunque el autor demues­tra conocer a poetas clásicos como Terencio, Lucrecio, Horacio, Virgilio, y escritores cris­tianos como Cipriano, Lactancio y Firmico Materno; son frecuentísimas las reminiscen­cias bíblicas, y característica la versifica­ción, análoga a la del Carmen Apologé­tico (v.).

G. Pasini