Instituciones de las Letras Divinas y Humanas, Flavio Magno Aurelio Casiodoro

[Institutiones divinarum et saecularium litterarum]. Es la más importante de las obras de Flavio Magno Aurelio Casiodoro (490-583?), el famoso cola­borador de Teodorico, compuesta entre los años 543 y 555, esto es, después de su retiro de la vida pública en un monasterio fundado por él en Vivarium, en Calabria.

Casiodoro quiso en cierto modo sustituir con esta obra una escuela teológica, que el papa Agapito (535-536), de acuerdo con él, había querido fundar en Roma, a imitación de las famosas de Alejandría y de Nisibis en Mesopotamia. Dividida en dos libros, las Instituciones tra­tan de proporcionar al clero la necesaria cultura religiosa y profana; de la primera trata en treinta y tres capítulos, en el pri­mer libro: la lectura de los libros sagrados no es suficiente, sino que debe ser comple­tada por el estudio de obras latinas o grie­gas traducidas al latín, de las cuales da una lista; es necesario conocer los principales escritos acerca de la Trinidad, las obras de los historiadores universales y de la Iglesia, como Josefo, Eusebio, Rufino, la Historia tripartita en la cual él mismo ha colabo­rado, las obras de Orosio, Jerónimo, Marcelino, Próspero y Genadio. Después Casio­doro pasa brevemente revista a los escrito­res de la Iglesia occidental, como Ambro­sio, Cipriano, Hilario, Jerónimo y Agustín. Utilizando su obra como guía, y ayudán­dose con las ciencias profanas que también hallan su origen en la Biblia, los monjes pueden emprender con seriedad y buen éxito el estudio de los libros sagrados; el que no se inclina a esto por naturaleza, puede sin embargo dedicarse a la agricul­tura y a la jardinería, para las cuales, algu­nos escritores, como Gargilio Marcial, Co- lumela, Emiliano Macro, han proporcionado las enseñanzas necesarias.

El segundo libro de las Instituciones, mucho menos impor­tante que el primero, comprende en siete capítulos un compendio para el estudio de las siete artes liberales (gramática, retó­rica, dialéctica, aritmética, geometría, astro­nomía, música), que él recomienda, y está construida sobre las fuentes clásicas y sobre algunos autores cristianos, como Agustín y Boecio. Compuesto ya cuando Casiodoro se había retirado a un convento, las Institu­ciones tienen por objeto difundir y profun­dizar la cultura de los monjes, poniendo en primer lugar en las ocupaciones monás­ticas el trabajo intelectual; con sus indicaciones precisas acerca del modo de trans­cribir los textos sagrados, de instituir y conservar, en cada monasterio, una biblio­teca, las Instituciones son el primer testi­monio y al mismo tiempo fueron casi el único texto que reguló la vida intelectual de los monasterios, los cuales, por impulso, sobre todo, de los benedictinos, se convir­tieron en centro único cultural de la Edad Media. Ellas atestiguan la cultura enciclo­pédica, si no profunda, de su autor, su arte de expresarse con facilidad y casi siempre con claridad, y son el primer ejemplo de aquella tradición de estudio paciente y la­borioso, por el cual, en los monasterios de la alta Edad Media, fueron salvadas y con­servadas para la admiración de las venide­ras las obras de las antiguas literaturas.

E. Pasini

Hombre de gran dignidad y de gran for­tuna, muy erudito y muy piadoso, que fá­cilmente obtuvo felicidad y fama; pero yo no apruebo enteramente que haya querido escribir acerca de todas las disciplinas, sa­gradas y profanas. Es de talento mediano, no demasiado feliz en ,su estilo. Después de tantos escritores que habían comentado los salmos, no era menester su comentario. (Erasmo)