Infierno de los Enamorados, Marqués de Santillana

«Dezir» narrativo del Marqués de Santillana (1398-1454). El esquema del poema está constituido casi todo él por una sucesión de elementos procedentes de la Divina Comedia (v.). Arrebatado por la Fortuna y transpor­tado a «una montaña espesa/separada de poblado», el poeta duda qué camino tomar: «Como nave conbatida/de los adversarios vientos/que duda de su partida/por los mu­chos movimientos,/iva con mis pensamien­tos/que yo mismo non sabía/qual camino seguiría / de menos contrastamientos». En ella se ve asaltado por un fiero vestiglo, pero cuando su espanto es mayor aparece «un omme, que tan fermoso/los vivientes nunca vieron», que mata la fiera. El cazador no es otro que Hipólito, el cual saluda al poeta con un «Muy bien vengades». «E yo con grand reverencia/respondí: De la que amades/vos dé, Dios, si deseades,/plazer e buen galardón ,/segund fizo Jasón,/pues tan bien vos razonades». Hipólito replica que nunca se ha preocupado de amar o de ser amado, el poeta confiesa haber perdido su «libertad» por una dama, y el cazador ex­clama: «¡Ay — dixo—, qué bien sería/que siguiésedes mi vía,/por ver en qué trabaja- des/e la gloria que esperades/en vuestra postremería».

El poeta acepta, y juntos lle­gan a la mansión de los condenados, que es un «alcáçar bien murado», en torno al cual discurre un río flamante, así como la fuerte ciudad de Dite, en la Comedia, está rodeada por el lodo hirviente de la Estigia. En la puerta pueden leerse estas palabras de aire dantesco: «El que por Venus se guía/éntre a penar lo pasado». Ven multitud de enamo­rados célebres: Paris, Elena, Dido, Francesca de Rimini, etc. Todos ellos «por el si­niestro lado / cada cual era ferido / en el pecho, muy llagado,/de grand golpe dolo­rido;/por el qual fuego encendido/salía, que los quema va; /presumid quien tal pasava/si deviera ser nasçido». En este infierno en­cuentra a Macías, en boca del cual pone una glosa del dantesco «nessun maggior dolore»: «la mayor cuyta que aver/puede ningund amador/es menbrarse del plazer/en el tiempo del dolor». Después de dejar al poeta gallego, busca su guía, que ha desaparecido. Una fuerza extraña le devuelve a su tierra. La aventura ha hecho mella en el poeta enamorado: «Así que lo procesado/de todo amor me desparte;/nin sé tal que no se aparte/si non es loco privado».

J. Molas