Ocho piezas para piano de Franz Schubert (1797-1828). Schubert, que fue uno de los más brillantes improvisadores de todos los tiempos, gustó particularmente de la forma del Impromptu, que le permitía dejar libre su imaginación. Los ocho Impromptus de los opus 90 y 142 datan de los dos últimos años de la vida del maestro vienés. Es preciso, decía, «transformar las teclas en voces cantantes y huir de la maldita interpretación a la moda, que no agrada al oído ni al alma». Tales son los consejos que legó a los virtuosos que deseen interpretar sus Impromptus tal como él quisiera haberlos escuchado. Cuatro Impromptus (opus 90);
1. ° Impromptu en «do menor»; un tema poderosamente rítmico se metamorfosea en una frase melódica sostenida, muy expresiva, que vuelve finalmente, en «do mayor», a la idea inicial. 2. ° Impromptu en «mi bemol»: uno de los más célebres de este cuaderno. Comienza por un a modo de improvisación de gran virtuosismo, que se perfila ante una frase de ritmo marcial, en «si menor». Retorno a la idea primera, coda y re exposición del tema en «si menor», que se transforma a través de una serie de hábiles modulaciones en «mi bemol». 3. ° Impromptu en «sol mayor»: obra delicada, dulce y expresiva. Canto suave sobre un acompañamiento ternario que pasajeramente turba una frase brutal. Pero renace la calma y el Impromptu concluye en una apoteosis de serenidad. 4. ° Impromptu en «la bemol». Esta partitura, que goza del favor de los pianistas, comienza con rasgos rápidos y misteriosos; la frase melódica sorda en los bajos, mientras la mano derecha borda arabescos y reemprende finalmente el tema en movimiento más contenido que introduce la segunda parte de la obra en «do sostenido menor». Este final no es otra cosa que un prolongado crescendo apasionado y lírico; concluye con la re exposición del motivo inicial.
Cuatro Impromptus (opus 142): 1. ° Impromptu en «fa menor» obra brillante y de excelente ritmo, cuya originalidad no es evidente, pero que presenta la ventaja de resumir ciertas formas del arte romántico del piano. 2. ° Impromptu en «la bemol mayor»: una de las más exquisitas partituras de Schubert. Graciosa y tierna, es una melodía serena y simple que se desarrolla en un ritmo de tres tiempos. Luego de un trío en «re bemol» más violento y rápido, Schubert vuelve por una delicada modulación al tema principal y el Impromptu .concluye dulce y apaciblemente. 3. ° Impromptu en «si bemol»: se trata exactamente de un tema seguido de cinco variaciones. Él tema, de dieciséis compases, se expone con expresiva simplicidad. La primera variación reemprende el tema, apenas transformado, sobre un acompañamiento sincopado. La segunda variación desarrolla el tema entre un adorno de arabescos y florituras que invitan a pensar ya en Chopin. La tercera variación introduce una atmósfera lírica, casi dramática, con ritmo jadeante. La cuarta variación prepara la quinta, dechado de encanto y ligereza. Los rápidos impulsos de la mano derecha se detienen brutalmente y el tema reaparece en su primitiva pureza, como el hombre que llega al final de su vida sin que nada haya podido alterar la quietud de su alma. 4. ° Impromptu en «fa menor»: escrito en ritmo de bolero, esta partitura puede valorar las cualidades técnicas, el virtuosismo y el espíritu de un pianista.