Obra satírica de Giovanni Boccaccio (1313-1375), escrita entre los años 1354 y 1355. El significado intencional del título es incierto: corbaccio puede significar, según unos, «cuervo asqueroso», «pajarraco de mal agüero»; según otros: «látigo», «azote» (del español «corbacho»); lo más probable es que se trate de una expresión metafórica, en cierto modo trivial, del habla popular cuyo sabor exacto se haya perdido. El título Corbaccio va acompañado corrientemente del subtítulo «Laberinto de Amor», tomado del argumento del libro y añadido en la edición florentina del 1487. La causa que motivó este libro fue una aventura amorosa poco brillante de Boccaccio, ya cuarentón, el cual, prendado de una graciosa viudita, le revela por carta su «ardiente deseo». Recibió en respuesta una cartita a la cual Boccaccio contestó ilusionado manifestándose entonces con mayor ardor y claridad. La mujer enseñó las dos cartas a un galán suyo, divirtiéndose luego públicamente a costa de Boccaccio, que se encontró burlado «a guisa de cornudo».
Con el libro llevó a cabo su venganza, transportándola, con mano harto experimentada de narrador feliz y acostumbrado, al terreno fantástico de la imaginación. Durmiendo, el autor sueña que va vagando por placenteros lugares (las lisonjas del amor), cuando he aquí que, sin haber podido darse cuenta de ello, se encuentra en un bosque salvaje e inextricable, que es el Laberinto de Amor, o la Porqueriza de Venus, donde expían, transformados en animales, los desgraciados engañados por el mentiroso amor de la mujer. Interviene a buen punto una sombra bajada del cielo para salvar a Boccaccio, que resulta ser nada menos que el difunto marido de la viudita, que viene a revelarle las nefandas astucias y las vituperables intimidades de aquella digna representante del sexo femenino, creado para vergüenza y condenación de los hombres. A Boccaccio le impone, como penitencia, la obligación de revelar a los vivientes todo lo que ha oído: cosa que se dispone a hacer con el mayor placer del mundo. El Corbaccio es la obra más viva de Boccaccio, rica en vituperios, sarcasmos y rencores, en cuya expresión ha puesto en juego todos los recursos de su agudísima pluma.
En este sentido, el libelo es de una vivacidad autobiográfica inmediata; pero no hay que olvidar que la obra se inserta en el extensísimo campo de la literatura misógina medieval que Boccaccio, en parte, conocía: desde el Román de la Rosa (v.), los Fabliaux (v.) y el Castigabricón (v.) hasta los temas y motivos de la poesía estudiantil. Si el mérito del Corbaccio es su vivacidad, su defecto es cierta oscuridad y tensión latente derivadas del exceso de sentimientos y rencores personales que quitan libertad psicológica, y por lo tanto artística, a la descripción de los sentimientos y rencores que se agitan en el libro.
D. Mattalia
El autor se vuelve de espaldas a la Edad Media e inicia la literatura moderna. (De Sanctis)