[Ydyllen]. Cuadros idílicos de vida campesina y silvestre, del poeta suizo Salomon Gessner (1730-1788), publicados entre 1753 y 1762: cuadros en todo el sentido de la palabra, que muestran que el autor fue también pintor e ilustrador afortunado. Estas escenas, que se desarrollan en un artificioso y decorativo paisaje que recuerda a veces a Poussin, pero más a menudo todavía a Claudio de Lorena, están llevadas con una franqueza de toque y un sentido del ritmo que, a pesar de su dulzonería, hacen que su lectura sea todavía agradable. Las figuras convencionales, caracterizadas por los nombres Dafne, Cloe, Mirtilo, Tirso, etc., se funden con el paisaje en una armonía decorativa; todos sus gestos y movimientos emanan poesía, todos sus pasos parecen danzas y todas sus palabras son aladas. Su corazón setecentista está inclinado a las buenas acciones, que forman parte del aspecto estético de la vida, y se manifiesta de vez en cuando con una lágrima de complacencia. El dolor no estropea con la mueca del llanto el fresco y risueño rostro de las doncellas enamoradas, sino que parece regarlo como el rocío refresca un prado en primavera. En el prefacio, el autor declara haberse propuesto imitar a Teócrito, y que se dirige a las almas sensibles , a las bellezas de la naturaleza, sin importarle que sus lectores hayan de ser pocos. Sus personajes pertenecen a un mundo de simplicidad primitiva y tienen costumbres amables e ingenuos sentimientos. Gessner nos transporta, pues, a un mundo campestre optimisticamente idílico, tal como «debería ser», al contrario de Haller (v. Alpes) y Pestalozzi (v. Leonardo y Gertrudis), que se proponían verlo tal cual «era» en su tiempo. Pero todos son hijos de la misma Suiza. [Trad. española por M. A. Rodríguez Fernández con el título Idilios de Gessner en prosa y verso (Madrid, 1797)].
G. F. Ajroldi