[De Vidée de la loi naturelle dans la Science et dans la philosophie contemporaines]. Curso de lecciones dado por Émile Boutroux (1845-1921) durante el año académico 1892-93 y publicadas en un volumen en 1895.
Se propone determinar el valor, la significación metafísica y moral de la idea de ley natural y, más concretamente, investigar hasta qué punto las leyes ‘ naturales son inteligibles y necesarias a nuestro pensamiento; si nos dan la sustancia de las cosas o son solamente símbolos elaborados por nosotros; si el determinismo existe también en la realidad de la naturaleza o es tan sólo una manera necesaria de concebir el mundo. Para contestar a estas tres preguntas, Boutroux examina las leyes lógicas, y observa que éstas presentan un máximo de inteligibilidad en sus tres principios aristotélicos de identidad, contradicción y exclusión de tercero, principios empero que nada nos dicen acerca de la realidad; «A es A» es absolutamente cierto, pero nada significa para el conocimiento de la realidad, mientras que para que el pensamiento tenga un valor es necesario poder decir: «A es B» (por ejemplo, la «rosa es una flor»). Pero el paso de A a B es para nosotros algo oscuro, y así toda la lógica silogística, aunque penetre mucho más en las raíces de la realidad, carece ya de la absoluta inteligibilidad de los primeros principios lógicos. Las leyes matemáticas no son una pura» y simple elaboración lógica de nuestro espíritu, puesto que requieren un principio intuitivo que es impenetrable al pensamiento: el postulado. Por otra parte, ni siquiera provienen de la experiencia, puesto que son formuladas con anterioridad a ella. De manera que la Matemática deberá entenderse como una adaptación voluntaria e inteligente del pensamiento a las cosas, como símbolos creados por el espíritu para conocer las cosas.
Las leyes mecánicas y físicas representan el carácter que debemos atribuir a las cosas para que puedan ser expresadas por los símbolos de que disponemos. La Química parece ahondar mucho más en la realidad, porque no considera, como las leyes mencionadas hasta ahora, un objeto abstracto o propiedad, sino que estudia cuerpos concretos; la inteligibilidad de las leyes químicas va haciéndose cada vez menor, porque debe admitir un serie de cuerpos heterogéneos, y debe aceptar principios oscuros y empíricos como las valencias (Boutroux no podía conocer los resultados de los estudios de estos últimos años sobre el átomo, los cuales, empero, no refutan del todo su pensamiento). Pasando a la Biología, Psicología y Sociología, la idea de ley se hace cada vez más incierta. Se ha intentado reducir las leyes biológicas a leyes quimicofísicas, pero no se ha podido explicar cómo en los cuerpos orgánicos todos los fenómenos concurren a la única finalidad de mantener la vida. No se puede hablar de leyes psicológicas, porque no podemos objetivar los fenómenos subjetivos del alma ni reducirlos a fenómenos físicos. Lo mismo puede decirse de los fenómenos sociológicos.
De este examen Boutroux puede deducir que la ley científica, pasando de la lógica a las matemáticas, mecánica, física, química, biología, psicología, sociología, ahonda cada vez más en las raíces de la realidad, pero se va haciendo cada vez más incomprensible e innecesaria. Contra el positivismo que veía la libertad del hombre anulada por la existencia de las . leyes naturales absolutas y necesarias, Boutroux puede llegar a la conclusión de que las leyes naturales no son una necesidad externa que prive de toda libertad al espíritu, sino más bien el medio por el cual el espíritu puede actuar sobre las cosas exteriores. Esta obra, como se ve, pretende probar la posibilidad del libre albedrío, demostrando la contingencia de las leyes naturales, pero su interés va mucho más allá de la tesis que sostiene, porque es- un lúcido y sólido examen crítico de los procedimientos de las ciencias particulares, documentado con muchas e interesantes citas de hombres de ciencia.
A. Biraghi