Colección de sonetos del italiano Giovanni Cena (1870-1917), publicada en 1907, en la cual al poeta del sentimiento (v. Madre) sucede un poeta que medita sobre la precaria condición de las cosas terrenas y la antítesis entre la mortalidad de lo creado y la -grandeza de las aspiraciones humanas.
En la primera parte, «Las edades del hombre» [Le età dell’uomo»] son vividas como historia desde el nacimiento hasta la muerte. Naturalmente, su contenido es autobiográfico, a lo menos en los puntos de partida de sus reflexiones: el misterio del ser está sugerido la primera vez por la muerte de sus hermanos y los primeros terrores nocturnos. Luego, después de las primeras melancolías de infancia, las primeras alegrías de la adolescencia y las primeras advertencias del misterio de la muerte. El paso del tiempo es una forma continua del morir, y basta la menor cosa para advertirlo: el dejar la escuela, el primer amor, el amor más grande satisfecho y finalmente la paternidad, el declinar de la propia vida, el crecimiento de la vida ajena y la vejez. La edad del hombre está punteada en el tiempo por muchos hechos pequeños inadvertidos al principio, hasta que la poesía ha descubierto su misterio. En estos sentimientos y sus diversas manifestaciones se inspiran el resto de la colección. El «amor que nace del accidental aunque fatídico encuentro con la mujer («Ma che un giorno quell’anima restia/amor sospinga a cercar gli occhi tuoi/allor ti sentirai re della vita»), es puro y feliz sólo en el casual y momentáneo olvido de la muerte. En los «Episodi» [«Episodios»], sólo a través de los cuales se revela la vida. Cena ayuda su autobiografía con la imaginación.
Un huérfano en presencia del sueño mortal del hombre; una madre abandonada y un hijo, que se suicidan; la iniciación de un jovencito en el amor culpable y otros diversos temas constituyen los momentos por los cuales el hombre se asoma al misterio de las cosas. La «Patria», la «Naturaleza», el «Misterio», la «Humanidad», el sentido del «Universo», son los principales impulsos de poesía que dan el título a las restantes partes del libro. La inspiración de Cena no es, en Homo, tan fuerte como en Madre, porque la reflexión filosófica apaga a veces el ardor lírico que es la mejor cualidad de este poeta. Su arte tiende, sin embargo, en esta colección, a alcanzar aquella expresión superior que había de tentar a una noble figura dé artista, el cual no podía detenerse indefinidamente en el tono discursivo y marginal de sus primeras colecciones. El elemento emotivo queda como la mejor cualidad de la poesía de Cena.
R. de Grada