[Storia universale della letteratura]. Obra de Angelo De Gubernatis (1840-1913), publicada en 18 volúmenes y 23 libros en 1883 y 1885. Es un poderoso esfuerzo de vulgarización de inspiración eminentemente romántica, y es la coronación de una multiforme actividad de publicista, muy poco disciplinada, en ensayos críticos y en obras históricas. El autor recoge todos los testimonios poéticos de los diversos pueblos, desde los antiguos hasta sus contemporáneos, y los funde en varias secciones, según los géneros literarios: de este modo puede hacer la historia de cada género, seguido a veces de su florilegio correspondiente, en las mejores traducciones italianas. Si bien la discusión de las diversas cuestiones literarias, como la relativa al teatro dramático o a la poesía lírica, puede parecer más una tentativa de historia que de nueva valoración crítica, los materiales recogidos son verdaderamente ingentes y testimonian una pasión literaria de primer orden. Uno de los volúmenes más frescos y ligeros es el de la poesía lírica, en el que, bajo la división práctica de poesía popular y poesía culta, se presentan, acaso por primera vez en Italia, cantos védicos, talmúdicos, gangéticos, zéndicos, bohemios, rutenos, escandinavos, polacos, serbios, húngaros, yugoslavos, japoneses, chinos, etc.
En el repertorio de De Gubernatis resalta un sincero amor a la poesía, aunque a veces se diluya en un propósito antològico excesivamente poco guiado por las premisas históricas y metodológicas de los volúmenes que sirven de prólogo; pero la obra, en conjunto, testimonia tal fe en la belleza y en las manifestaciones de la poesía, que es eterna e incorruptible a pesar de las discordancias de los tiempos y de las luchas de los pueblos, que su tentativa sistemática no puede echarse en olvido. Todavía hoy, aun después de la nueva Historia universal de la Literatura de Giacomo Prampolini (n. 1880), publicada en Turín en 1933-37, la ingenua entrega de De Gubernatis a las voces del pasado se nos aparece rica en una insustituible experiencia que no había sido posible hasta los últimos años del siglo XIX, gracias a los estudios de una Italia que había alcanzado su unidad y que se preparaba a mayores empresas dentro del marco europeo.
C. Cordié