Obra del historiador español Prudencio de Sandoval (15539-1620?), autor de una Historia de los cinco reyes (v.), a la que precedió la de Carlos, publicada en 1604-1606. Fue probablemente Felipe III quien le encomendó esa historia de su abuelo, al igual que se le encargó, nombrándole cronista (1600), la continuación de la Crónica general de España (v.), y trabajó rápidamente en ella, componiendo en tres años el tomo I (1500-1528) y en dos el segundo, que comprende hasta la muerte del Emperador. Aquí usó mucho de las historias ya hechas, sobre todo las de Garibay y Zurita; en menor escala, las de Galíndez de Carvajal, Alonso de Santa Cruz, Gomara y Mexía. Debió también de servirse de fuentes italianas — desde luego, de Paulo Jovio — y francesas. Utilizó, en fin, en gran cantidad, documentos y relaciones de diversa índole, que con frecuencia trasladaba en su totalidad, explicándose por ello la extensión de la obra. En cuanto a sus calidades de historiador, además de incansable indagador fue ecuánime en sus juicios, pero, como allegador de noticias, poco escrupuloso; en su anhelo de acumular datos y detalles, incurre en repeticiones e inexactitudes. Su gran afición a la genealogía — que en esta obra se muestra en el extravagante intento de trazar la del Emperador nada menos que tomándola desde Adán — hubo forzosamente de familiarizarle con el ambiente habitual de esas indagaciones, en las que tanta parte se da a la fantasía. La suya era desbordante, pudiendo muy bien apreciarse cuando se cotejan sus escritos con las fuentes utilizadas, que son por él esmaltadas de toda suerte de pormenores. Esta condición del autor, peligrosa en un historiador, comunica en compensación no poco atractivo a su prosa y, en conjunto, no desvaloriza su obra, que, leída con cautela, merece la estimación que le procura su abundancia de noticias.
B. Sánchez Alonso