[Geschichte vom braven Kasjpar und der schónen Annerl]. Novela de Clemens Brentano (1778-1842), escrita en 1817. Elementos épicos y dramáticos se entrelazan sobre un motivo popular.
La unidad poética supratemporal está creada por la vieja abuela, figura sugestiva y grandiosa de Parca, encarnación del Destino inexorable, que cuenta, cuando ya habían muerto, las aventuras de Gaspar, su nieto y soldado, y de la bella Anita, su ahijada y prometida del joven. Las dos historias no tienen más que una tenue ligazón entre sí: se sabe que ambos se amaron y que los dos fueron víctimas de un equivocado sentido del honor. Gaspar, menos culpable, se mata, no pudiendo sobrevivir a la vergüenza de haber reconocido en su padre y su hermanastro a los ladrones del caballo que le había confiado su regimiento. Anita, seducida por Grossinger, un noble oficial, muere ajusticiada por haber estrangulado al hijo del pecado. Es el motivo de la infanticida, tan caro al «Sturm und Drang» (v.), de «La hija del Pastor de Taubenhain» (v. Baladas de Bürger), a la «Infanticida» de Schiller (v. Antología del año 1782); de «Eva Humbrecht» en La Infanticida (v.) de H. L. Wagner; a la Margarita (v.) del Fausto goethiano.
En el esquematismo poético resuenan con ritmo ancestral las palabras de la anciana, y su maternal y religiosa piedad sólo intenta una reparación de las pobres víctimas en la tumba. Una especie de fatalidad que domina en todo el relato de la bella Anita se manifiesta en supersticiones populares. El elemento dramático está además representado por el seductor Grossinger, que no llega a tiempo para traer el indulto de Anita y se entrega al pueblo, que intenta lincharlo. Brentano, que en su eterno tormento sentía siempre la necesidad de ir más lejos, unió a la novela la historia del suicidio de Grossinger y de la seducción de su hermana por parte del príncipe, quien después, afectado por el trágico destino de Anita, repara su culpa. Cierra la novela, a modo de moraleja, la descripción del monumento alegórico que se erigió sobre la tumba de Gaspar y Anita. Entre los detalles más sugestivos merece citarse la canción de la anciana: «Cuando llegue el día del Juicio, caerán estrellitas del cielo…», que ejerce aquí la misma función del estribillo en las baladas y que contribuye a situar todo el relato en una atmósfera fuera del tiempo.
G. F. Ajroldi