[Geschichte der griechischen Künstler]. Obra del arqueólogo alemán Heinrich Brunn (1822-1894), publicada en dos volúmenes de 1853 a 1859. La historia abraza el período comprendido entre el arcaísmo y la edad imperial: el primer volumen comprende los escultores; el segundo los pintores, los arquitectos y los artesanos.
Es una colección de datos tomados de las fuentes literarias que tratan de varios artistas de la Grecia antigua, agrupados bajo el nombre de cada uno de ellos como un catálogo sistemático, y a cada capítulo de discusión sobre las fuentes siguen conclusiones sobre las varias fases del arte griego representadas por los diversos grupos de artistas. Pero Brunn, aun llamando a su obra Historia de los artistas griegos, comprendió que una colección sistemática de las fuentes llevada con método filológico, no constituía una historia de los artistas ni del arte, la cual no puede prescindir de los propios monumentos ni del análisis formal de los mismos. En efecto, ya en el catálogo de la primera edición considera su trabajo como un instrumento preparatorio para una historia del arte que venía preparando desde 1893 y de la que publicó el primer volumen, en tanto que el segundo, referente al período arcaico, apareció póstumo, al cuidado de Flasch. La obra de Brunn representa el punto de llegada de los estudios arqueológicos desde la primera mitad del siglo XIX, estudios que habían comenzado la colección sistemática y la investigación de las fuentes antiguas sobre el antiguo arte a la vez que la clasificación tipológica del material monumental.
En lo que concierne a las fuentes literarias es una obra fundamental y de ella deriva el libro de Overbeck, que no es más que el puro y simple catálogo de las mismas. Muchos de los nuevos documentos sobre los artistas griegos los poseemos hoy gracias a la gran cosecha de inscripciones, de firmas y de obras que las excavaciones han sacado a la luz; por eso la Historia de Brunn necesita ser revisada y puesta al día. Un concepto notable, fijado por este autor, es la distinción del distinto valor y del diverso fin de los datos de las fuentes y de los monumentos, concepto que separa a Brunn de los puros filólogos y anticuarios de la primera parte del siglo pasado, abriendo nuevas vías a la historia del arte. Con perfecto método, supo en este volumen reunir el autor los nombres de los artistas, estableciendo su cronología, filiación, escuela y patria; y aunque con mentalidad todavía filológica y positivista, concibió la historia del arte como la contribución aportada a la evolución de los estilos por estos artistas, agrupados en escuelas.
G. Becoti