[Histoire de la Société Française]. Obra histórica francesa de los hermanos Edmond (1822-1896) y Jules (1830-1870) de Goncourt, dividida en dos partes («Durante la Revolución» [«Pendant la Révolution»] y «Durante el Directorio» [«Pendant le Directoire»] y publicada en 1854-1855. Se puede considerar como el primer paso de un interés crítico y literario, dedicado en vasta escala a la sociedad de fines del siglo XVIII; son notables la multiplicidad de los problemas aclarados en ella y la afirmación, decididamente polémica, de que la historia de la nación debe rehacerse toda, pues hasta ahora ha descuidado la vida más concreta y más palpitante de sus costumbres. Más allá de la historiografía académica o de la puramente diplomática o política hay que considerar la realidad de los sentimientos y de las pasiones, de sus usos y de sus males a menudo perdidos de vista en narraciones demasiado panorámicas : sólo de este modo se puede comprender la razón de ciertos movimientos por la necesidad de proceder a un examen que sea índice para el futuro. Con la misma pasión con que los dos autores observan la vida de su tiempo y describen en sus novelas hasta la existencia de las prostitutas y de la gente de mal vivir, los dos autores reviven la época que vio la Revolución, desde las habladurías de la Corte hasta los salones mundanos; desde la conversación en 1789 al sobrevenir de graves acontecimientos; desde las obras teatrales a las figuras representativas de Chamfort y de Mirabeau; desde la marea de los sentimientos y de los odios, a los motines y las tropelías del Terror.
Marat y Robespierre campean en un mundo que puede escapar a la observación de un historiador superficial, pero no a quien investiga humanamente entre los documentos y los examina con objeto de reconstruir como en un mosaico la vida de un siglo. De igual modo, en el volumen que describe la vida durante el Directorio es vista con sosegada precisión la sociedad al día siguiente de tantas luchas sanguinarias, mientras nuevas luchas privadas y económicas surgen en el terreno de la política, los salones reanudan su dominio perdido, y reaparecen las elegancias femeninas, las conjuras por propio interés personal, los bailes y la «buena vida». Hasta la religión se representa ora con hábitos de consoladora, ora con aspecto de prácticas supersticiosas por odio a lo nuevo. Entre Madame de Staël y Tallien, entre la prensa que anhela antiguas grandezas y la moda que reproduce las facciones y la suntuosidad de una época que parecía extinguida, se presentará Bonaparte, con su ambición y su deseo de conquista. Esta obra es riquísima en pormenores descriptivos, y resulta ejemplar en su género, ya por haber investigado en un terreno casi desconocido la vida social y privada del fin de siglo y su relación con la propia política, ya por haber intentado una reconstrucción unitaria y alegremente colorista de numerosos hechos de la vida cotidiana generalmente dejados al margen de la historia.
C. Cordié
En sus terribles apuntes han fijado todo cuanto se ponía ante sus ojos y sus oídos, cosas y hombres, trastos e ideas; más sensibles que inteligentes, han sabido cristalizar el aspecto de las cosas y rebajar cruelmente las ideas de los hombres. (Lanson)