[Historia da provincia Sancta Cruz, a que vulgarmente chamamos Brasil]. Obra del escritor portugués Pedro de Magalháes Gandavo (n. aprox. 1540), publicada en Lisboa en 1576. Está subdividida en catorce capítulos y es la primera crónica escrita sobre el Brasil (otra obra de Gandavo, Tratado de las tierras del Brasil, escrita anteriormente, no fue publicada hasta el año 1826, La preceden las relaciones epistolares del portugués Vaz de Caminha y del italiano A. Vespucci, y precede en una decena de años a los escritos análogos de Gabriel Soares y de José de Anchieta. El autor inicia su libro con una larga disquisición sobre las tierras recién descubiertas, de las que dice que tienen forma de un arpa, llamándolas «Tierra de Santa Cruz», nombre que ya les dió el descubridor Pedro Alvares Cabral, al plantar la primera cruz el día de la Invención de la Cruz (3 mayo 1500), en oposición al ya por entonces empleado de «Brasil», derivado de la madera de dicha denominación («brasil», rojo), al que Magalháes, por contraposición, denomina madera del diablo. Pasa después revista a las riquezas naturales, la fauna y la flora, extendiéndose sobre la infinita variedad de colorido de los pájaros y sobre ciertos aspectos curiosos de los frutos (por ejemplo, la cruz que aparece en la banana cuando se la corta verticalmente por el medio).
Magalháes ignora la apologética misional del «buen salvaje», y al hablar de los indígenas descubre más bien sus aspectos malos que los buenos, en oposición a lo que hicieron otros, como el padre Anchieta (v. Historia brasileña de la Compañía de Jesús). Observa la falta de humanidad usada con los prisioneros de guerra, la carencia de poblados y casas, las maneras de vivir, instintivamente feroces, las costumbres bárbaras (como el llenarse la cara de tajos y piedras), las supersticiones fúnebres (como el morir el día en que uno se ha propuesto, o que les ha sido predicho por otros). Son particularmente curiosas las noticias sobre las costumbres familiares de los indígenas: se casan con sus sobrinas, y sus hijos son amamantados hasta los siete u ocho años, a menos que la madre no dé a luz otro hijo entretanto. Tan pronto como la madre ha dado a luz, el marido la substituye en el lecho, y es él quien recibe a las visitas de felicitación, y se le atiende como «si en realidad fuese la parturienta». La historia, que es un documento indispensable para el conocimiento del Brasil tal como apareció a los primeros europeos que allí llegaron, está escrita con el explícito fin de estimular la emigración desde el Viejo Continente, mediante la descripción de sus recursos naturales. El estilo sencillo, que se mantiene apartado de las complicaciones y rebuscamientos entonces en boga, y la ausencia de todo propósito de asombrar forzando la verdad, han hecho que la obra conservara su valor documental y la utilidad de su lectura.
G. C. Rossi