[Historia da Independencia], Obra del historiador brasileño Francisco Adolpho Varnhagen (1816-1878), publicada después de su muerte (1917) por el Instituto Histórico y Geográfico Brasileño de Río de Janeiro. Es, por sucesión cronológica de los hechos narrados, la tercera de las tres obras mayores del autor, la Historia General del Brasil (v.) y la Historia de las luchas con los holándeses (v.). Narra las vicisitudes que condujeron al Brasil a separarse de Portugal, abrazando el período que va de la revolución constitucional de Portugal (primeros de septiembre de 1820), con sus inmediatas repercusiones en la colonia, hasta el reconocimiento de la Independencia por parte de Portugal (29 de agosto de 1825).
Se compone de diez capítulos y de ocho exposiciones particulares dedicadas respectivamente a cada una de las ocho provincias en que estaba dividido el país por aquellos años. Este criterio de exposición por provincias lo justifica el autor con su deseo de no tener que saltar continuamente de una región a otra, sobre todo dada la conducta diversa de las distintas provincias ante los acontecimientos, la actitud de Pará y de Maranháo, de fidelidad a Portugal, y la de Minas, que mantuvo la autonomía durante meses. La obra está escrita, como las otras del autor, sobre una ingente documentación, en gran parte inédita, sobre todo en relación con los primeros hechos; abundantes notas y apéndice completan la exposición de cada parte de la historia. El rigor del método, si por una parte hace pesada la narración, por otra hace resaltar la seriedad de la intención del autor, y permite ofrecer un cuadro detallado del complejo juego de intereses políticos, militares y económicos entre Brasil y Portugal, sobre el trasfondo de muchos otros países, especialmente europeos, que entraron o tuvieron que intervenir en la contienda, desde Inglaterra hasta Austria.
Las causas que aceleraron la emancipación del Brasil, además de dichos intereses, están señaladas por el autor en la llegada de la familia real portuguesa, que huyó de Portugal escapando de la invasión napoleónica, y en la partida del rey, de Río de Janeiro, hacia Portugal; en la promulgación de las ordenanzas y en las arbitrariedades cometidas, y, en fin, en la inteligente visión política del heredero del trono y futuro primer emperador, don Pedro, que con animosa decisión evitó mayores males e impidió la disgregación del país dejando que la revolución triunfase en todas las provincias.
G. C. Rossi