[Storia della filosofia italiana dal Genovesi al Galluppi]. Obra de Giovanni Gentile (1875- 1944), publicada en Nápoles, en 1903, con el título Dal Genovesi al Galluppi, y reeditada en dos volúmenes, con algunas enmiendas y adiciones en Milán, en 1930, con el título actual.
En realidad la obra perfila, estudiándolo en sus más ilustres representantes, tan sólo un esbozo de la filosofía napolitana desde Genovesi a Galluppi; pero el autor sostiene que en la filosofía de las otras regiones de Italia, en el siglo que transcurre entre Vico y Rosmini, no se da nada interesante y que el único lugar de Italia en donde durante aquel siglo se sostuvo un vivo interés por la filosofía fue Nápoles; y en segundo lugar, volviendo a los comienzos del siglo XIX, en que junto a Galluppi y a Colechi florece ya Rosmini, mientras la filosofía italiana estuvo animada por un puro y desinteresado espíritu científico, la filosofía de la Italia septentrional, de Gerdil a Gioberti, se mueve en cambio por necesidades religiosas y busca una filosofía para la fe. Pero bajo la capa de preocupaciones religiosas existía en estos pensadores septentrionales una sustancia filosófica que fue descubierta por la crítica genialmente iniciada por Spaventa, precisamente cuando Italia se reunía en un solo cuerpo nacional y se afirmó el concepto y el deseo de una filosofía nacional. Fin de la obra es estudiar los orígenes de aquel movimiento que con Galluppi se dedicó a disponer la doctrina de Rosmini y de Gioberti y que con Colecchi y los jóvenes hegelianos preparó el advenimiento de Spaventa. La característica de la filosofía napolitana, desde Genovesi a Galluppi está constituida por el empirismo. Genovesi, ingenio escasamente filosófico, tuvo, sin embargo, el mérito de difundir el empirismo lockiano, manteniéndose, como Locke, lejos del sensismo y del consiguiente materialismo, para afirmar una cierta irreductible actividad originaria de la conciencia.
Genovesi fue el maestro de toda la escuela napolitana; de él derivaron numerosos discípulos, siendo el más famoso Deifico, que, no obstante, se inclinó hacia el sensismo francés; P. Borrella, continuador de Deifico e investigador de Kant, que se mantuvo más fiel a Genovesi, intuye el principio del pensamiento como actividad pura, para explicar la cual los estímulos externos son simples ocasiones. Cierra finalmente la serie de estos empiristas y sensualistas, Bozzelli, original y sistemático mantenedor de una nueva forma original de utilitarismo social. Pero mientras, florecía ya el astro de Galluppi, el gran maestro napolitano que debía renovar el empirismo en contacto con las grandes corrientes de la filosofía europea, y sobre todo de Kant. De él dice Gentile que, con su inspiración kantiana, con sus estudios sobre la filosofía, kantiana y postkantiana, liberado de las angustias del sensualismo y del espiritualismo dogmático, inicia en Italia un nuevo período especulativo. El terreno está preparado: luego, y junto con las ideas de Galluppi, se difunde en Nápoles el eclecticismo de Cousin: se inicia así el período de estudios que culminará con Spaventa. El período de transición entre el momento galluppiano-cousiniano y el propiamente hegeliano está constituido por la enseñanza de O. Colecchi, con el análisis del cual termina la obra. Tenue la trama y poco consistente la tesis de estos dos volúmenes, útiles sobre todo por el difuso análisis de ciertos pensadores poco conocidos y porque ofrecen una visión bastante precisa de la filosofía napolitana en el siglo inmediatamente anterior a la formación de la unidad de Italia.
G. Preti